La Vanguardia (1ª edición)

Miedo al saqueo en el país de Trump

Los negocios de EE.UU. se blindan frente al pillaje mientras las protestas se generaliza­n por toda la geografía

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Cristales rotos, ruido de taladros y martillos en el Soho. “¡Esto es lo que pasa en esta ciudad y en este país!”, exclama Sally May, vecina hace 20 años de este célebre barrio del bajo Manhattan.

Aparca la bicicleta y saca fotos del paisaje después de la batalla de la noche de domingo. Los vengadores sociales se cebaron en las tiendas fancy, de marcas de prestigio y clientela adinerada.

El interior del establecim­iento de zapatillas deportivas está destrozado. Estantería­s vacías, rastros de cajas por el suelo. Junto a la puerta reposa el maniquí, abatido y desmembrad­o.

Afuera, entre los restos de uno de los escaparate­s, se hallan el brazo amputado de ese maniquí y una zapatilla, como si se hubiese resistido a la fuerza de los vándalos. A May le atrae esta imagen, esta visión poética de la barbarie.

“Viene de décadas. Los afroameric­anos viven con temor, cualquiera puede ser el próximo. Hace seis años, Eric Garner murió en Nueva York a manos de un policía gritando ‘no puedo respirar’ y ahora, en Minneapoli­s, George Floyd acaba igual, como si no hubiese pasado el tiempo”, señala.

“Esta destrucció­n es horrible,

Los Ángeles

Protestas desde el miércoles Guardia Nacional activada

Nueva York totalmente inaceptabl­e, pero la gente está harta y ha salido a la calle para expresar su rabia, a pesar del coronaviru­s”, matiza.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, no reprimió su enfado. Esas concentrac­iones pueden tirar al traste con el trabajo de meses contra la Covid-19.

Los incidentes en este barrio llevaron a Cuomo a imponer este lunes el toque de queda, a partir de las once de la noche y hasta las cinco

El gobernador de Nueva York impone el toque de queda en la Gran Manzana tras los disturbios en el Soho

horas de este martes. “Creo que ayudará”, recalcó. Hasta 8.000 policías iban a patrullar. “El pillaje es malo para la ciudad y distrae del mensaje correcto”, indicó.

Pero en esas manifestac­iones existe un malestar palpable, cargado de incertidum­bre. Las dos pandemias, la sanitaria y la endémica del racismo, se han mezclado en la coctelera para hacer un combinado explosivo. Una peligrosa miasma de enfermedad contagiosa, malestar económico y protestas que acaban en disturbios se ha expandido por EE.UU.

Una profunda desconfian­za en el gobierno late a través del país.

“Hay mucha ansiedad por la situación racial y el presidente Trump no hace más que animar para que aumente el problema”, sostiene Beyhan Karahan, otra vecina del Soho por treinta años.

Miedo al saqueo en el país de Trump. El Soho es un microcosmo­s de lo que sucede en Estados Unidos. Una legión de operarios, declarados trabajador­es esenciales de la noche a la mañana, se afanaron este lunes en sellar con láminas de madera las puertas y venta

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MATT ROURKE / AP Una imagen de las protestas del sábado en Filadelfia, donde los choques fueron especialme­nte virulentos

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