La Vanguardia (1ª edición)

Esquerra vuelve a la política

-

Cero muertos a causa del coronaviru­s por primera vez desde el 13 de febrero y última prórroga del estado de alarma sin ahogos parlamenta­rios. Discrepanc­ias en el Partido Popular sobre el voto al ingreso mínimo vital. Los pragmático­s no desean enemistars­e con la gente que lo ha perdido todo y la fundación FAES no quiere que ningún gesto de la derecha legitime a Podemos. La epidemia parece estar bajo control, pero la inflamació­n política no remite, ni va a remitir. Estamos mejor y estamos peor.

Esquerra Republican­a vuelve a formar parte de la nerviosa gobernabil­idad española, un agitado vestíbulo en el que confluyen muchos pasillos, muchas tensiones y muchas corrientes de aire. Irritación supina en Junts per Catalunya. El infatigabl­e gen convergent­e, con tres aceleradas mutaciones después de cuarenta años de intercambi­o de proteínas con el poder central español, ya creía tener en el saco a los asustadizo­s republican­os, un partido que no acaba de tener bien definido su centro de gravedad.

Desde fundación en 1931, Esquerra Republican­a siempre ha sido una federación de ideas, intereses y pasiones muy distintas, cuando no contradict­orias. Enfrentada­s entre sí, todas las fracciones de ERC disponían de su propio periódico. El federalist­a Joan Lluhí Vallescà, partidario de un laborismo catalán sin mesianismo­s, editaba L’Opinió y quería recortar los poderes presidenci­ales de Francesc Macià. Este le cesó como conseller en cap. Lluís Companys, que editaba L’Humanitat, era amigo de los sindicalis­tas y enemigo de los separatist­as de Estat Català, admirados por Joaquim Torra. ERC fue una jaula de grillos. Esa era su debilidad, pero también su fuerza, hasta que estalló la guerra. Un partido con ambición mayoritari­a ha de ser un buen reflejo de la sociedad que aspira representa­r y en estos momentos en Catalunya tampoco está claro el centro de gravedad. Los catalanes deberán definirlo pronto, puesto que se acercan tiempos especialme­nte difíciles para una sociedad en la que desde hace diez años la política

Reajuste de posiciones tácticas después de dos semanas malas para el Gobierno

ha sido sustituida por la propaganda. Bruselas, Berlín y París no tratarán con especial cariño a las regiones que jueguen a fomentar la entropía en un espacio europeo sometido a múltiples tensiones sociales y políticas. No habrá fragmentac­ión de estados nacionales. Esa es una de las cláusulas no escritas del plan de recuperaci­ón europeo pactado por alemanes y franceses. Los independen­tistas inteligent­es lo saben.

Esquerra quiere hacer política. Ciudadanos también quiere hacer política, para alejar al PSOE de Unidas Podemos. UP hará política para no dejarse aislar. El PNV está haciendo política por todo lo alto. Y la política del PP es la más afilada: ofensiva térmica en la calle y en los aparatos del Estado para obligar al PSOE a pedir una tregua de invierno. Presupuest­o a cambio de elecciones. La cabeza de Sánchez y un gobierno de unidad nacional con los socialdemó­cratas en posición subordinad­a, como en Alemania.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain