Sánchez apuesta por recuperar el diálogo social tras el pacto con Bildu
El PSOE buscará la unidad y el consenso, frente a la confrontación de la derecha
Salvadas las angustias que Pedro Sánchez ha sufrido para aprobar las dos últimas prórrogas del estado de alarma, el presidente del Gobierno se propone coser los jirones que esas negociaciones dejaron en el camino. En especial el malestar, e incluso la ruptura, que el acuerdo con EH Bildu, por el que el Gobierno se comprometía a derogar la reforma laboral de Mariano Rajoy, provocó en la patronal y sindicatos, haciendo que el diálogo social se rompiera, o por lo menos se suspendiera.
Ahora, Sánchez se ha fijado como objetivo “reforzar el diálogo social” maltrecho, y así se lo comunicó a la comisión ejecutiva federal del PSOE, con la que se reunió ayer.
El acuerdo entre PSOE, Unidas Podemos y Bildu para la derogación de la reforma laboral levantó ampollas no sólo en la patronal –la CEOE se levantó de la mesa de diálogo social–, sino también entre los sindicatos, que pusieron el grito en el cielo, por cuestiones distintas.
Mientras los empresarios rechazaron el pacto por “las consecuencias negativas incalculables para la economía española” que conllevaría la derogación de la reforma en estos momentos, UGT, aún estando de acuerdo con la medida, criticó que se utilizara como moneda de cambio para aprobar el estado de alarma.
Todas las partes coincidieron en que ese acuerdo suponía “un desprecio indignante al diálogo social”. Para las organizaciones empresariales, es “indignante” que el Ejecutivo prescinda de su opinión en un asunto tan trascendental como la reforma laboral y su derogación en “el momento más delicado de la economía española y, por tanto, cuando este diálogo se hace más necesario”. Los empresarios advirtieron también que el acuerdo con Bildu “desoye” las recomendaciones de la Comisión Europea, en las que plantea la necesidad de fundamentar la recuperación a medio plazo en medidas de apoyo al empleo tomadas de acuerdo con la totalidad de los actores implicados.
Con esta situación, que la vicepresidenta Nadia Calviño ha tratado de arreglar con la patronal, el presidente del Gobierno anunció ayer, ante la dirección socialista, su apuesta por reforzar el diálogo social, en un momento en el que Pedro Sánchez quiere abrir otra etapa política tras la crisis del coronavirus, ya encauzada. Etapa, dijo Pedro Sánchez a la comisión ejecutiva federal, para la que el PSOE y el Gobierno “tienen un proyecto político y una agenda para cuatro años”, con el objetivo de “hacer avanzar este país y proteger a los que lo necesiten”.
Este proyecto incluye el ingreso mínimo vital que el Gobierno aprobó el pasado viernes, pero mira más allá y pretende recuperar, poco a poco, las medidas que incluía su programa de gobierno, entre las que citó la ley de Cambio Climático.
El lema de Sánchez para esta nueva etapa es “Avanzar y proteger” que, a su juicio, son los dos verbos que conjugará el Gobierno a partir de ahora, para hacer frente a la reconstrucción social y económica del país, tras la crisis de la Covid-19.
Es el espíritu que el PSOE llevará también a la comisión de Reconstrucción del Congreso, a la que el PSOE y el Gobierno, dijo el líder socialista ante su ejecutiva, acudirá con “una agenda en positivo” y con la intención de trabajar “desde la unidad y el consenso”. Todo lo contrario de lo que, a su juicio, hace la derecha, “que nunca practica (el acuerdo) cuando no gobierna”, sino que se dedica a “confrontar”.
Es lo que Sánchez ha dado en llamar desescalada verbal, que demanda a la derecha con poco éxito. De hecho, al jefe del Ejecutivo central le sorprendió el domingo que el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, abogara por la desescalada verbal y por llegar a acuerdos para adoptar medidas sobre la base de grandes consensos. “Presidente, estoy totalmente de acuerdo con lo último que has dicho”, respondió Sánchez.
El presidente esgrime un programa para cuatro años y dice que es el momento de avanzar en él