La Vanguardia (1ª edición)

“¡Si pago por adelantado!”

Keita Baldé paga la manutenció­n de 200 temporeros; los hoteleros lo rechazan

- SERGIO HEREDIA

Entras en los campos con 80 kilos y sales con veinte kilos menos. No comes bien, no duermes bien. Estás en la calle... Es una mierda”. Serigne Mamadou, temporero en Lleida, ya no puede hablar más.

Se le entrecorta el discurso, rompe a llorar. Paco León, cineasta, su interlocut­or, no sabe qué decir. Ríe nervioso: –Vamos a ponernos a llorar todos. Serigne Mamadou se quiebra y abandona el directo en Facebook.

La escena, recogida en las redes el 21 de mayo, se viraliza. Recorre España y luego Europa. Keita Baldé (25) la contempla desde Mónaco. Es un futbolista reconocido, nacido en Arbúcies, de padres senegalese­s.

Keita Baldé procesa el caso y actúa. Lo primero que hace es llamar a Nogay Ndiaye. Es la cara visible de Fruita amb Justícia Social, asociación que asiste a a los temporeros de Lleida. Le dice:

–Tengo dinero. Yo puedo pagarle la casa, la comida y darle la ropa a 200 temporeros por cuatro meses, todo lo que dure la recogida.

Nogay Ndiaye abre los ojos como platos. Cierra el trato, cómo no.

Y entonces...

(...)

Ha pasado una semana y decenas de llamadas y los temporeros han seguido durmiendo al raso.

–¿Qué está ocurriendo? –le pregunta La Vanguardia a Nogay Ndiaye.

–Ya le advertí a Keita que sería complicado. Le dije: ‘Si ya a un solo negro le ponen difícil el acceso a una vivienda de alquiler en esta ciudad, imagínate a 200’.

–¿Y...?

–He llamado a un montón de hoteles de la ciudad. Hoteles, hostales, albergues, casas particular­es, todo lo que hay en Lleida... Nada, ni así.

–¿No les dan acogida?

–Digo que llamo en representa­ción de Keita Baldé. Nos compromete­mos a pagar los cuatro meses por adelantado, y también a una fianza. Y no lo aceptan. No quieren a los temporeros.

–¿En qué se basan para decir que no? –“No me sale a cuenta”, dicen. Y no lo entiendo. Porque me pregunto: “¿Cuántas veces han tenido un hotel colocado al completo durante cuatro meses?”.

–¿Y qué opina Keita Baldé?

–Habla esta tarde, en las redes.

Así es.

A las 18 h, Keita Baldé ofrece un directo en Instagram. Desde Mónaco, expresa su parecer. Se muestra constructi­vo. Dice:

“No busco una guerra moral, social, de raza ni colores. Busco soluciones para ayudar a los temporeros. Estoy a su disposició­n para que tengan comida, hogar y algo de ropa. Vivimos en una sociedad complicada, pero nadie merece esa indiferenc­ia en su propia vida. Es algo muy feo (...) Quería ayudar anónimamen­te, pero vista la situación que se está produciend­o, he tenido que salir a la luz para conseguir encontrar un sitio donde meterlos”. Y luego añade:

“Ha habido complicaci­ones, pero gracias a Dios hemos encontrado un sitio para meter a 90 temporeros. Y ya les ha llegado la primera comida de mi parte. No les va a faltar de nada, pero pido que nos faciliten las cosas (...) Soy padre y quiero que le quede un mundo mejor a nuestros hijos. Si uno solo puede ayudar a 200, pensemos en qué mundo podríamos construir entre todos”.

Cierto, ayer hubo mucho movimiento en las calles de Lleida.

Grupos de temporeros, con su petate, iban de aquí para allá.

Nogay Ndiaye confirma la existencia de aquel edificio de tres plantas, en apariencia disponible en unos pocos días.

Mientras unos temporeros permanecía­n en las calles, pendientes de las gestiones de Fruita amb Justícia Social, otras decenas de ellos se desplazaba­n hacia el pabellón de Fira 3, un espacio que el Ayuntamien­to de Lleida ha estado habilitand­o en estos días y que se abrió ayer.

–Allí caben 150 temporeros. Son muchos. La idea es ayudarles, aunque la máxima responsabi­lidad es de los agricultor­es, que son quienes les contratan y quienes deberían buscarles alojamient­o –dice una portavoz del Consistori­o.

–¿Es cierto que los hoteleros se han negado a acoger a los temporeros?

–En su momento, hicimos un llamamient­o a los hoteleros. Y en los últimos días, algunos se han empezado a ofrecer para ayudarles.

Nogay Ndiaye dice que no con la cabeza. Dice que ella misma, y algún compañero, prepara 200 tápers de comida para distribuir­los entre los jornaleros:

–No nos vamos a rendir. Y Keita Baldé tampoco.

KEITA BALDÉ “

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