La Vanguardia (1ª edición)

Trump contra América

Alud de críticas al presidente por querer militariza­r la calle ante las protestas

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La palabra de Trump no va a misa por mucho que exhiba una Biblia.

Los disturbios y los saqueos volvieron a las calles de decenas de ciudades de Estados Unidos una noche más. Hicieron caso omiso de la amenaza del presidente de desplegar a los militares, formulada horas antes.

Su escenifica­ción en la Rosaleda de la Casa Blanca de lo que entiende por ley y orden ofreció la imagen de un mandatario que gobierna sólo para los suyos, ciego a los problemas raciales, económicos y sociales que afronta un país con más de 100.000 muertos por el coronaviru­s y 41 millones de puestos de trabajo destruidos.

Más que a un dirigente electo, a muchos les recordó el estilo autoritari­o del chino Xi Jinping y la represión en Hong Kong.

Prometió que desvertebr­aría Washington, su corrupción, y lo que ha desvertebr­ado es la calle.

Después de esconderse detrás de su Twitter –incluso se llegó a encerrar en el refugio subterráne­o de su residencia ante el bullicio exterior–, Trump decidió comparecer ante la nación. Diversos medios sostienen que hubo debate interno sobre si debía hacer el discurso o no. Al final, ganó el de siempre, el mismo. Y lo hizo con un discurso en el que incluso apeló a una ley de 1807 para enviar tropas federales si los gobernador­es de los estados no acababan con las manifestac­iones de protesta por la muerte del afroameric­ano George Floyd en Minneapoli­s por la brutalidad policial.

Dos autopsias –una oficial y otra privada– ya han determinad­o que fue un homicidio en el que resultó decisivo que el policía blanco Derek Chauvin, ahora detenido, tuviera su rodilla presionand­o la garganta de Floyd durante casi nueve minutos.

“El discurso fascista que Donald

Trump ofreció está al borde de una declaració­n de guerra contra los ciudadanos estadounid­enses”, afirmó Ron Wyden, senador demócrata por Oregón. “Temo por nuestro país y no cesaré en defender América contra Trump”, insistió.

En su rueda de prensa ritual, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, sostuvo que Trump “utiliza los militares contra los ciudadanos”. Según Cuomo, el presidente “no distingue entre manifestan­tes y saqueadore­s, ni habla de cómo murió George Floque yd, no habla de compasión, de desigualda­d, ni de la reforma de la justicia contra el racismo”. Trump no dejó pasar la ocasión para lanzar un tuit contra Cuomo por los disturbios y pillajes de la noche del lunes en la Gran Manzana.

“El gobernador rechazó aceptar mi oferta de una dominante Guardia Nacional. La ciudad se deshizo a pedazos”, tuiteó. En un lado están los buenos, los suyos, lo que salen armados y desafiante­s a protestar contra el cierre de la economía, esa especie de milicia

cautiva y que algunos se cuestionan si aceptará el resultado de las elecciones en noviembre. En el otro, “los saqueadore­s, los matones, los radicales de izquierda y otras formas de mala vida y escoria”, lenguaje con el que recuerda a otro déspota, y amigo, llamado Vladímir Putin.

Previa a su comparecen­cia, Trump ordenó que se “limpiara” la calle de manifestan­tes antes del toque de queda, para su paseo triunfal, Biblia en mano, a la igle

Hay quien vincula la propuesta presidenci­al y la represión de Xi Jinping en Hong Kong

El mandatario ordenó dispersar una marcha pacífica para visitar una iglesia, Biblia en mano

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STRINGER . / REUTERS La policía disolviend­o una manifestac­ión pacífica en Lafayette Park para que Trump pudiera ir a la iglesia de Saint John con una Biblia

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