La Vanguardia (1ª edición)

La moral ciega

A lo largo de la historia, la violencia racial de la mayoría blanca ha ignorado las leyes con apoyo de jueces y policías

- XAVIER MAS DE XAXÀS

El 19 de noviembre de 1864, en los prados de Gettysburg (Pensilvani­a), donde las tropas unionistas habían frenado el avance de los sudistas y cambiado el signo de la guerra, el presidente Abraham Lincoln pronunció un discurso para la historia que se resume en los principios de que “todos los hombres son creados iguales” y que “el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo no debe desaparece­r de la Tierra”.

Aquella guerra civil, también llamada de Secesión, supuso el nacimiento de Estados Unidos tal y como lo conocemos hoy. El precio, sin embargo, fue elevadísim­o. Murieron 630.000 personas. Aún hoy esta cifra supone la mitad de todas las bajas que ha tenido EE.UU. en todas las guerras que ha librado desde entonces, incluida la de Afganistán. La recompensa a tanto sacrificio fueron tres enmiendas a la Constituci­ón para erradicar la esclavitud y garantizar la igualdad de derechos entre todos los hombres. A pesar de ello, durante un siglo los estadounid­enses ignoraron estas leyes e impusieron la violencia y la segregació­n sobre los negros con el aval, incluso, del Tribunal Supremo. Esta es la gran paradoja de un país que tiene una marcada perspectiv­a moral sobre sí misma, fruto del gran peso de todas las ramas del cristianis­mo en los asuntos públicos y privados.

La lista de matanzas, saqueos linchamien­tos (4.743 hasta 1968) y disturbios de todo tipo es larga. A continuaci­ón tienen un resumen.

1829 CINCINNATI

La amenaza negra

La mayoría blanca se sintió amenazada por la llegada masiva de inmigrante­s negros del sur. Por eso un grupo de hasta 300 blancos arrasaron los barrios negros. Durante

los siguientes años hubo motines similares en Nueva York y Filadelfia, donde se quemó el Ayuntamien­to porque allí se reunían blancos y negros libres para defender el abolicioni­smo. Estos disturbios se cobraron cientos de vidas, casi todas negras.

1868 OPELOUSAS

Masacres por la igualdad

La guerra civil había terminado y en esta población de Lousiana estalló la violencia cuando un profesor y periodista blanco se puso de parte de los negros. Al final murieron unos 250 negros. En Nueva York (1863), Memphis (1866) y Nueva Orleans (1866) hubo disturbios cuando los negros reclamaron los mismos derechos que los blancos. En Thibodaux (Lousiana, 1887) murieron más de 300 cortadores de azúcar durante una huelga por el derecho a dejar de vivir en las cabañas de los antiguos esclavos.

1898 WILMINGTON

La segregació­n mortal

En 1868 el Tribunal Supremo legitimó la segregació­n basada en el código Jim Crow. Los negros vivían a parte. El blanco los llamaba solo por su nombre de pila y podía maltratarl­os por cualquier motivo. Los negros podían votar pero solo si pagaban un impuesto especial y se sabían de memoria los nombres de todos los presidente­s y jueces del Tribunal Supremo. Hasta 250 murieron en Wilmington (Carolina del Norte, 1928), incluidas mujeres y niños cuando la turba blanca asaltó uno de sus periódicos por un artículo en contra de la segregació­n. Varios cientos más murieron en East Saint Louis (Misuri, 1917) cuando se extendió el rumor de que un trabajador negro había hablado con una mujer blanca en una reunión sindical. En Elaine (Arkansas, 1919) el detonante de la muerte de más de 200 negros, también aquí con mujeres y niños entre ellos, fue una reivindica­ción laboral de los recolector­es en los campos de los terratenie­ntes blancos. Y en Tulsa (Oklahoma, 1921) todo empezó cuando un grupo de blancos intentó linchar a un joven negro al que acusaban de haber robado. Murieron hasta 300 personas y 8.000 perdieron sus viviendas cuando la airada población blanca incendió la calle Black Wall y todo el barrio negro que crecía a su alrededor.

1935 NUEVA YORK

La Gran Depresión

La tensión racial se agravó también durante la Gran Depresión, especialme­nte en los barrios más pobres de las grandes ciudades. En Harlem (Nueva York) hubo un indetermin­ado número de muertos y más de cien heridos, además de numerosos saqueos, a raíz del presunto robo de un joven negro en la tienda de un blanco. Fue el

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Esta foto, tomada en Long Island por Richard Grant, conmocionó ayer las redes sociales. A primera vista, parece que los policías estén apuntando a una niña y a su padre. Pero varios elementos indican que es una imagen engañosa y que los dos grupos estaban en realidad separados a dos o tres metros, señalan los expertos en fotografía de La Vanguardia. Primero, los policías están mirando más a la derecha y más abajo que la altura del padre y la niña. Segundo, los agentes tienen un menor tamaño que las otras dos figuras. El efecto se debe tanto al uso de un teleobjeti­vo (o del zoom de un móvil), como a la
manera como la imagen está cortada, sin que se vean los pies de los personajes ni otros elementos de referencia
@RICHARDGRA­NT88/ TWITTER UNA IMAGEN ENGAÑOSA Esta foto, tomada en Long Island por Richard Grant, conmocionó ayer las redes sociales. A primera vista, parece que los policías estén apuntando a una niña y a su padre. Pero varios elementos indican que es una imagen engañosa y que los dos grupos estaban en realidad separados a dos o tres metros, señalan los expertos en fotografía de La Vanguardia. Primero, los policías están mirando más a la derecha y más abajo que la altura del padre y la niña. Segundo, los agentes tienen un menor tamaño que las otras dos figuras. El efecto se debe tanto al uso de un teleobjeti­vo (o del zoom de un móvil), como a la manera como la imagen está cortada, sin que se vean los pies de los personajes ni otros elementos de referencia

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