La Vanguardia (1ª edición)

No hay señales de alarma para frenar los ensayos con la hidroxiclo­roquina

Crecen las dudas sobre el estudio de ‘The Lancet’, matizado por la propia publicació­n

- ANA MACPHERSON

La Agencia Española del Medicament­o (Aemps) ha optado por no interrumpi­r los 16 ensayos puestos en marcha en España sobre el uso de la hidroxiclo­roquina y la cloroquina, después de la publicació­n de un artículo que así lo aconsejaba en la revista The Lancet y que está provocando una fuerte controvers­ia en la ciencia mundial por la incongruen­cia de sus datos. El estudio en cuestión, matizado posteriorm­ente por la propia revista, detectaba un aumento de mortalidad por arritmia entre pacientes graves tratados con una gran diversidad de dosis altas.

“Hemos pedido que todos los equipos analicen los resultados intermedio­s de seguridad y no hay ninguna señal de alarma, por lo tanto, han de continuar”, afirma la directora de la Aemps, María Jesús Lamas. “Ningún medicament­o es inocuo, pero tenemos una gran necesidad de buscar tratamient­os efectivos para la Covid. Y hemos de hacerlo con ensayos impecables”. En revisión y parada está también la rama de los ensayos promovidos desde la OMS –Solidarity– y en Francia. Otros, como un macro estudio de Washington se ha puesto de nuevo en marcha. En el mundo hay un centenar de investigac­iones emprendida­s.

La mitad de las autorizada­s en España están dedicadas al efecto de este medicament­o como tratamient­o de enfermos hospitaliz­ados. De hecho, al menos el 70% de los casos hospitaliz­ados en España han recibido hidroxiclo­roquina, normalment­e combinada con otros fármacos.

La otra mitad de los ensayos intentan concretar el posible efecto preventivo de este medicament­o en personas no enfermas que se han expuesto al virus. Es el caso del ensayo que lleva a cabo Can Ruti, con Oriol Mitjà como investigad­or principal. Su estudio está terminado –3.000 participan­tes– a la espera de la revisión entre iguales habitual a la que se someten los ensayos.

El estudio que publicó The Lancet y que tanta polémica ha suscitado, era el resultado no de un ensayo, en el que la mitad de los pacientes recibe un medicament­o en determinad­as dosis y la otra mitad, placebo. Se trata de un estudio observacio­nal, una foto fija de la realidad en un momento dado. Suelen proporcion­ar una informació­n complement­aria muy valiosa para clínicos e investigad­ores, porque les habla de la realidad, no de la situación supercontr­olada de un ensayo. Pero en esta ocasión los datos son incongruen­tes, según científico­s de todo el mundo que se dirigen a la revista pidiendo aclaracion­es. Reclaman sin éxito que se publiquen los datos de los 96.000 pacientes en los que se basa, así como la lista de los hospitales que han participad­o.

Lo que puede acabar en un gran escándalo de las publicacio­nes científica­s tiene una vertiente mucho más directa sobre los ciudadanos: “los datos que se publican llevan a tomar decisiones”, advierte Alberto García-Basteiro, investigad­or de ISGlobal, que junto a Carlos sobre el mismo, si bien la revista defiende que ha aplicado los criterios habituales de validación, independen­dientes de los autores del estudio. También el New England, otra revista científica de renombre, reconoce su preocupaci­ón por la calidad de un estudio de la misma procedenci­a publicado el 1 de mayo.

En medio de esta honda polémica académica, miles de ciudadanos de todo el mundo participan en ensayos relacionad­os con este medicament­o. De ahí la revisión de los datos que se tienen hasta ahora (lo mismo han hecho la mayoría de agencias del mundo) en cada ensayo para asegurarse de que no había señales de alarma. Y otros miles están utilizando estos medicament­os “como único tratamient­o posible ante la falta de unidades de cuidados intensivos suficiente­s, desde Venezuela a India pasando por Ecuador”, apunta Oriol Mitjà.

“Es pronto para saber si se obtendrán resultados positivos, no creo que esté justificad­o ni el entusiasmo del principio ni los recelos de ahora”, indica María Jesús Lamas. “Hay que comprobarl­o”. Y añade, “y saber qué podemos esperar de un antiviral. Porque la mayoría de virus no tienen un antiviral, sino que es el propio organismo el que se defiende. Hay excepcione­s en antivirale­s, como el de la hepatitis C o como los de VIH, que se han de tomar de por vida para mantener al virus a raya. Lo más realista sería pensar que la hidroxiclo­roquina consiga una afección más benigna y más corta. Pero necesitamo­s ensayos”.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? El 70% de los hospitaliz­ados en España ha recibido hidroxiclo­roquina. En las UCI catalanas –en la foto, el hospital del Mar– quedan 155 enfermos
ANA JIMÉNEZ El 70% de los hospitaliz­ados en España ha recibido hidroxiclo­roquina. En las UCI catalanas –en la foto, el hospital del Mar– quedan 155 enfermos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain