Una disco sucumbe a la presión inmobiliaria
La discoteca Tito’s, en el corazón del paseo Marítim de Palma, tiene los días contados. Fue el centro neurálgico de la noche palmesana desde los años 30 hasta que llegó la pandemia y ha visto pasar por allí estrellas de la talla de Marlene Dietrich, Ray Charles, Charles Aznavour o Errol Flynn. Entre sus visitantes ilustres durante los veranos mallorquines se encuentran el rey Felipe VI y sus hermanas Elena y Cristina, y ha contado con personajes famosos de nuevo cuño, como Paris Hilton, entre otros.
El característico edificio con dos ascensores de cristal con vistas a la catedral languidece desde que la pandemia acabó con el ocio nocturno, pero ahora se prepara para un cambio radical ya que formará parte de la transformación integral del barrio del Terreno iniciado por la empresa Camper. La sociedad mallorquina ha firmado una opción de compra por un importe desconocido con el actual propietario del edificio, el empresario de la noche Bartolomé Cursach, para que la discoteca se transforme en viviendas de lujo en primera línea de mar. Cursach lleva años sometido a investigaciones judiciales por supuestas prácticas corruptas que incluyen la compra de policías para que hicieran la vista gorda durante las inspecciones, entre otros asuntos.
El principal empresario de la noche mallorquina se ha desprendido de buena parte de su patrimonio inmobiliario, incluida la discoteca más conocida de Palma, y en esa convergencia de intereses ha coincidido con una parte de la familia de empresarios Fluxà, propietarios de Camper, que ha iniciado un ambicioso proceso de restauración de un barrio que concentró durante décadas a buena parte de la intelectualidad internacional que pasaba por Mallorca y que en los años ochenta sufrió un deterioro progresivo hasta convertirlo en una zona degradada. La construcción de estas viviendas supondrá una profunda transformación del barrio.