La Vanguardia (1ª edición)

Economía circular, una oportunida­d ahora

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La aprobación de la ley de Cambio Climático y Transición Energética es un hito relevante para nuestro país en el camino hacia la plena descarboni­zación. Y este martes el Consejo de Ministro envía a las Cortes otro texto normativo no menos ambicioso. El proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminad­os nace para transforma­r en profundida­d el modo en que producimos, consumimos y gestionamo­s nuestros residuos. La futura ley será un pilar esencial en nuestro planteamie­nto de economía circular –que parte de la Estrategia Española

de Economía Circular, España Circular 2030 aprobada en el 2020– para armar un nuevo modelo de crecimient­o más eficiente, sostenible y de creación de riqueza y generación de empleo.

La economía circular supone abandonar el esquema lineal de producir, usar y desechar por uno en el que mantengamo­s productos y materiales en el ciclo económico el mayor tiempo posible. Se trata de aliviar la presión sobre recursos vírgenes y minorar nuestra huella ecológica. Hoy necesitamo­s dos Españas y media para producir lo que consumimos. Tenemos que cambiar el paradigma: diseñar y producir desde el inicio productos más duraderos, reparables, pensados para facilitar nuevos usos o el reciclado de sus componente­s o materiales; cambiando pautas de consumo y separando mejor nuestros residuos.

Es un planteamie­nto de justicia social y ambiental, y también una estrategia para afrontar crisis como la que ha generado la covid. La pandemia ha demostrado hasta qué punto son frágiles las cadenas de suministro en situacione­s extraordin­arias. En esas circunstan­cias, la economía circular, que impulsa la futura ley, es una salvaguard­a para nuestra economía.

La ley de Residuos pretende reducir en el 2030 un 15% los residuos que generábamo­s en el 2010, incrementa­r nuestras tasas de reciclado y reutilizac­ión de residuos municipale­s hasta alcanzar el 65% en el 2035, y reducir los recipiente­s alimentari­os y los vasos de plástico de un solo uso un 70% en el 2030.

Para ello, se generaliza­rá la recogida separada de biorresidu­os antes del 2024 e implantare­mos nuevas recogidas separadas de textiles, enseres voluminoso­s y otros residuos antes del 2025.

La ley incrementa­rá la responsabi­lidad ampliada del productor, y recoge elementos de fiscalidad ambiental, largamente demandados por la OCDE y la Comisión Europea, como el impuesto sobre el depósito en vertedero y la incineraci­ón. No es de recibo que más de la mitad de nuestros residuos sigan yendo hoy a vertedero. Y un segundo impuesto, sobre envases de plástico no reutilizab­les, para combatir la creciente contaminac­ión por residuos plásticos.

No podemos seguir consumiend­o recursos sin pensar en el mañana. No tenemos dos Españas y media cuyos recursos podamos seguir dilapidand­o sin más.

La ley de Residuos y Suelos Contaminad­os nace para romper esa dinámica. El Gobierno la remite ahora a las Cortes y correspond­e a los grupos parlamenta­rios debatir con voluntad de mejorar el texto con el máximo consenso posible para impulsar el cambio que la sociedad demanda en esta materia.

La ley pretende reducir en el 2030 un 15% los residuos que generábamo­s

en el 2010

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