El arte interactivo de teamLab o cuando tú eres el creador del mundo
CaixaForum acoge dos instalaciones familiares del prestigioso colectivo japonés
El aleteo de un insecto en Hong Kong puede provocar una tempestad en Nueva York. Como si se tratara de una recreación fantástica del efecto mariposa, en las instalaciones que presenta el colectivo japonés temLab en CaixaForum todo está interconectado y todo puede suceder. Si acercas la mano a una de las grafías chinas que se deslizan por las paredes, esta se convertirá en aquello que representa (agua, viento, pájaro, río, estrella...) y comenzará a relacionarse con todas las demás: los pájaros se posarán en los árboles, las flores atraerán a las mariposas y la nieve se desplazará por un golpe de viento... La obra se va transformando dependiendo de las interacciones de los visitantes y a medida que nos sumergimos en ella vamos creando ese mundo cambiante y sin fronteras del que formamos parte.
“Las obras se alimentan de la gente. Lo que vemos siempre es diferente y nunca será igual a como ha sido”, resume Takashi Kudo, director de comunicación de teamLab, colectivo interdiscipliTokio, nar del que forman parte cuatro cientos profesionales (artistas, matemáticos, programadores, arquitectos, diseñadores...) que desde su fundación, en el 2001, atrae multitudes en todo el mundo. Cuenta con museos propios en Shanghai y Macao, y sus instalaciones inmersivas buscan trascender los límites de nuestra percepción del mundo, de “cómo nos relacionamos y afectamos entre nosotros y en relación con la naturaleza”. Todo existe en un continuo, frágil pero milagroso, sin fronteras.
En Barcelona presentan Born from the darkness a loving, and beautiful world y Graffiti nature: lost, immersed and reborn, dos creaciones de una enorme complejidad técnica (para no perforar el techo modernista se ha construido una estructura de la que cuelgan 60 proyectores y 50 altavoces) que el colectivo –en colaboración con los equipos de CaixaForum– ha tenido que instalar de forma remota desde Japón por la pandemia.
“Quieras o no, formas parte de la obra, como formas parte de la naturaleza”, advierte Takashi Kudo
“Quieras o no formas parte de la obra, como formas parte de la naturaleza”, advierte Kudo. Incluso si decidimos detenernos en el espacio las plantas florecen alrededor de nuestros pies. Pero en este hipnótico ecosistema somos nosotros además los encargados de colorear las criaturas (mariposas, serpientes, ranas, cocodrilos...) que una vez escaneadas cobrarán vida por las paredes y el suelo uniéndose a la multitud. Cuando la rana come muchas mariposas se multiplica, si no, desaparece. Y lo mismo sucede con las lagartijas que comen ranas, con las serpientes que se alimentan de lagartijas o con los caimanes que devoran las serpientes, a los que puedes eliminar a pisotones. De nosotros depende el equilibrio del ecosistema.
teamLab. Arte, tecnología, naturaleza se podrá visitar hasta el próximo 9 de enero, y merece la pena reservar.
Esta historia la recordaba Paul McCartney hace una década, en televisión, en ocasión del relanzamiento del álbum Band on the run (1973) de Wings, la banda que fundó con su esposa Linda al separarse los Beatles. El músico comentó la génesis de Picasso’s Last Words (Drink to Me) –Las últimas palabras de Picasso (Beban a mi salud)–, un tema de ese álbum en el que mezclaba estilos.
Los hechos se remontaban a abril de 1973. Estando Paul y Linda de vacaciones en Montego Bay, Jamaica, dieron con el rodaje de Papillon, con Dustin Hoffman y Steve McQueen. Paul se presentó en el set y Hoffman, que ya era una estrella por El graduado y Cowboy de medianoche, le invitó a cenar para seguir charlando. El exBeatle se presentó con su guitarra. Su talento y facilidad para convertir cualquier asunto en una canción impresionaron al actor. De modo que le retó a que escribiera in situ un tema sobre una noticia del diario. El día antes había fallecido Pablo Picasso y en un artículo se indicaba cuáles habían sido sus últimas palabras: “Beban por mí, beban a mi salud, ya saben que yo ya no puedo beber más”. Paul le puso melodía a la frase, mientras Hoffman exclamaba: “¡Mira, lo está haciendo, lo está haciendo!”