Un pacto sobre la bocina
Aragonès tuvo que hilvanar in extremis un acuerdo con los comunes que volvió a tensar la relación de los socios del Govern
ron a cargo de Economia. Sí estuvieron Jordi Cabrafiga, secretario del departamento, junto a la secretaria de Presidència, Núria Cuenca, y el director general de coordinación interdepartamental, Marc Ramentol, ambos por designación de ERC. Economia también organizó la decisiva cita con los comunes del domingo en el Palau de la Generalitat, aunque dejó la silla vacía. Junts se descolgó en público de la entente con Albiach y Giró se vio con Aragonès en su despacho mientras la reunión con los morados progresaba.
La desconfianza entre los comunes
En Comú Podem pidió desde el inicio un compromiso de Maragall con las cuentas de Ada Colau
no desapareció nunca, de ahí que desde el principio barruntaran la enmienda a la totalidad. “Era un seguro de vida”, confirman. Pese a los avances, la ausencia de Cabrafiga el domingo acrecentó sus dudas: “¿Es un acuerdo de todo el Govern?”, preguntaron en la reunión.
El escollo real era Barcelona. Los comunes querían que fuera Ernest Maragall en persona, líder de ERC en el Ayuntamiento, quien expresara “un compromiso” con las cuentas municipales, retractándose de lo que había dicho días antes.
ERC pedía tiempo para convencer a Maragall durante el proceso de tramitación de las cuentas. No convenció. A regañadientes, el edil tuvo que virar de un plumazo.
Fuentes de Presidència revelan que durante el fin de semana, Jordi Sànchez puso como condición para avalar el pacto una disculpa pública de Albiach “por todas las críticas vertidas sobre Junts hasta la fecha”. El president lo obvió.
Salió de Palau el domingo pasadas las 23.00 h, después de contactar por teléfono con Albiach. A falta de alguna que otra consulta interna, el president le comunicó que al día siguiente celebraría un Consell Executiu y que Maragall comparecería.
A las 7.30 h del lunes, una hora antes de la reunión del Govern, una nueva llamada entre ambos ratificó el pacto y se acordó incluso la foto que lo inmortalizaría. Aragonès confirmó el acuerdo al vicepresidente Jordi Puigneró y a Giró. Junts lo criticó públicamente pero lo aceptó en el Consell Executiu, asumiendo que no había cambios indigeribles.
Maragall salió en rueda de prensa levantando el veto a las cuentas de Colau “para servir al interés general del país” y asumió sus “contradicciones”. Solo después los comunes anunciaron que hacían lo propio con las del Govern, salvando así los presupuestos sobre la bocina.c