Miles de policías claman en la calle contra la reforma de la ‘ley mordaza’
PP, Vox y Ciudadanos arropan a la marea de agentes que ayer recorrió las calles de Madrid para mostrar su rechazo a los cambios que plantea el Gobierno
Decenas de miles de policías nacionales, guardias civiles y agentes locales y autonómicos protestaron ayer por primera vez en democracia para tratar de revertir la reforma de una ley que está siendo debatida en el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional. Arropados por el Partido Popular, Vox y Ciudadanos, los sindicatos policiales exhibieron músculo por las calles del centro de Madrid para exigir que PSOE y Unidos Podemos no le quiten la mordaza que la mayoría absoluta de Mariano Rajoy le impuso a la ley de Seguridad Ciudadana en el 2015. A su entender, la suave reforma prevista “favorece al delincuente”.
La manifestación partió alrededor del mediodía desde la Puerta del Sol –epicentro del movimiento indignado– entre una amalgama de pancartas con decenas de nombres sindicales, pese a que los organizadores –la plataforma Jusapol, que cuenta con la máxima representación en los Consejos de la Policía Nacional y la Guardia Civil– habían pedido dejar las siglas a un lado para exhibir unidad contra la reforma de la ley mordaza. Mordaza. Una palabra maldita
c N“La posibilidad de difundir libremente imágenes grabadas a los agentes durante el ejercicio de su actividad profesional”
c“La eliminación de la presunción de veracidad y el consiguiente daño al ya perjudicado principio de autoridad”
c T“La posibilidad de celebrar manifestaciones no comunicadas y por tanto la incapacidad de preparar para los agentes congregados que no se atrevieron a pronunciar. Lo que sí se escuchó durante las más de dos horas que duró la marcha fueron los gritos de “Marlaska dimisión”, “no a la reforma de la ley de Seguridad Ciudadana” y “esta es nuestra Policía”.
Carrera de San Jerónimo abajo, la cabecera de la manifestación, en la que se situaron además de los convocantes los líderes de más de una veintena de sindicatos, hizo una parada dispositivos de seguridad adecuados en prevención de posibles actos violentos”
c R“La inoperatividad que supondrá la reducción del tiempo máximo de identificación de un ciudadano en dos horas”
c V“La exigencia de devolverlo al punto donde fue requerido, aunque eso pudiera suponer un riesgo para las potenciales víctimas” frente al Congreso de los Diputados, en el que no había actividad, para animar a los agentes a gritar “a los que tienen que oír”. Es allí donde se tramita la reforma gracias al impulso que los socios de Gobierno han dado en el último mes a una proposición de ley redactada por el PNV que pretende suavizar los puntos más polémicos de la norma que fue elaborada por la cúpula del Ministerio del Interior de Jorge Fernández Díaz, buena parte ahora a un paso del banquillo por la operación Kitchen.
La asistencia fue masiva: cuando las primeras pancartas llegaban a la plaza de Cibeles, las últimas aún aguardaban en la Puerta del Sol para emprender la marcha. Eso sí, la guerra de cifras, como es habitual en cualquier manifestación, estuvo servida. Por un lado los convocantes informaron de que 150.000 personas habían secundado la protesta, entre agentes y familiares. En el lado opuesto la Delegación del Gobierno situó la marca en 20.000. Fuentes de la policía local aseguraron a La Vanguardia que no tomaron las calles menos de 40.000 manifestantes, pero tampoco más de 60.000.
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Los convocantes cifran la asistencia en 150.000 personas, mientras que el Gobierno la rebaja a 20.000