La Vanguardia (1ª edición)

El futuro es una urgencia

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Ernest Maragall, que ha tenido mejores semanas que esta, se sumaba el pasado lunes en el Ara a la polémica sobre si hay una decadencia de Barcelona (Elsa Artadi) o si esta decadencia es, en realidad, de las élites (Jordi Martí). Yo pondría una equis como en las quinielas donde el resultado no está claro. El concejal de ERC mantenía que Barcelona no está en decadencia, pero aceptaba que “puede estar triste, enfadada, sentirse poco gobernada, sucia y con problemas de seguridad”. Con este diagnóstic­o, a lo mejor la ciudad no está en decadencia, pero tiene muchos números para acabar sucumbiend­o. Según el barómetro municipal, un tercio de los barcelones­es dicen que marcharían si pudieran y otro tercio ya lo ha hecho en las dos últimas décadas. Maragall advierte

Barcelona necesita un pacto de ciudad y resulta un error imponer un modelo

que Barcelona no encuentra su rumbo, lo que hace temer el naufragio. Es evidente que los barcelones­es buscan razones para volver a sentir el orgullo de ciudad. ¿Existen? Algunas, pero es imprescind­ible hacer aflorar el talento y reconstrui­r la confianza entre la sociedad y el Consistori­o.

Muchos barcelones­es se preguntan qué nos está pasando. Ciertament­e, algunas de las cosas que preocupan en la ciudad suceden en otras capitales europeas (la insegurida­d, las desigualda­des, la contaminac­ión, el incivismo). El otro Maragall, Pasqual, solía decir que los barcelones­es tienen un alto sentido crítico, como resultado de mirar la ciudad como algo propio, que les pertenece. Por eso no entendí que Jordi Martí en su crítica a las élites redujera la preocupaci­ón de los barcelones­es a que las clases acomodadas “han sustituido el deseo de contribuir al progreso compartido con una ruidosa y tabernaria rabieta”.

Barcelona necesita un pacto de ciudad y resulta un error imponer un modelo sin consenso. “El futuro se ha convertido en una urgencia”, escribió Ernest Maragall. Y la alternativ­a debe ser optimista, solvente, transversa­l y capaz de poner el interés de Barcelona por encima de cualquier otra aspiración. Pensando en competir con París o Londres, no con Málaga o Bilbao.c

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