El “estigma” de los que no se vacunan

El diario defiende la importancia de inocularse para salvar vidas, pero algunos lectores creen que se les trata de manera despectiva

Las palabras “negacionistas” o “antivacunas” han aparecido en numerosos titulares del diario desde que las principales autoridades sanitarias del mundo aprobaron las vacunas contra la covid, permitiendo que miles de millones de personas en todo el mundo se hayan inoculado contra la enfermedad que ha matado ya a más de cinco millones en el mundo. En sus textos el diario ha detallado ampliamente las evidencias científicas que respaldan los efectos positivos de las vacunas y en sus editoriales ha alentado a todos los que pueden a recibirlas: por su bien, el de sus allegados y el de toda la sociedad.

Pese a ello, vacunarse o no sigue siendo a día de hoy una decisión individual de cada ciudadano. Algunos lectores de La Vanguardia que no quieren vacunarse me han escrito para denunciar que se sienten “discriminados” por el tono de algunas informaciones y opiniones. Uno de ellos asegura que algunos “contienen prejuicios, son irrespetuosos y tratan de manera despectiva a quienes han optado por no vacunarse”. Otra lectora lamenta que “todo aquel que alce una crítica es tildado de negacionista”. Y también hay quien directamente nos acusa de “desinformar”.

A quienes tenemos claro que la opción más racional y solidaria con nuestros conciudadanos es vacunarse quizás nos puede costar entender a quienes desconfían y se niegan a recibir el pinchazo. ¿Tienen razón en que les estamos estigmatizando? ¿Nos estamos atribuyendo una injustificada superioridad moral sobre ellos? Susana Quadrado,

redactora jefa de la sección de Sociedad, lo descarta: “No les estigmatizamos. Informamos sobre las medidas de las autoridades para disuadirlos con la finalidad de salvar vidas –no solo la suya– y evitar hospitalizaciones y ucis”. Al mismo tiempo, señala que “en España vacunarse no es obligatorio y en el diario también estamos atentos a si las administraciones tratan de recortar derechos sin que esté justificado: la última palabra la tienen los jueces, por mucho que puedan emitir a veces juicios equivocados”.

Por su parte, Josep Corbella, redactor de ciencia del diario, asegura que en sus artículos busca “ofrecer a los lectores datos relevantes, contrastados y contextualizados para que puedan tomar las decisiones que consideren oportunas de acuerdo con sus valores, incluidas las referentes a la vacunación contra la covid”, pero no se trata de hacer “proselitismo” sino de informar.

Como en tantos otros temas, el reto de informar a quienes dudan de la seguridad de las vacunas consiste en lograr que crean en la veracidad e imparcialidad de lo que publica La Vanguardia incluso cuando afirmamos lo contrario de lo que ellos piensan. O que, al menos, les haga dudar y seguir leyéndonos.