Tres años esperando unas prótesis
Los lectores de ‘La Vanguardia’ denuncian que el atasco de la sanidad pública comenzó antes de la covid
ahora a quienes entraron en la lista en mayo del 2019…
Y si la impotencia se desborda en los adultos, qué pasa cuando se trata de una niña. Myriam R. tiene una hija de tres años con apneas cada vez más recurrentes. Nadie en casa duerme. La pequeña se despierta una veintena de veces llorando. De día está agotada. Sus padres esperan desde que era bebé que la operen de vegetaciones en el Niño Jesús de Madrid.
Vanessa J., a la que le detectaron un tumor en la cabeza en el hospital de Manises, aguarda desde el verano para ir al quirófano. En octubre acudió tres veces a urgencias por fortísimos dolores de cabeza. La mandaron para casa, sin hacerle pruebas. El 28 de octubre, por fin, la citaron para la intervención, pero se tuvo que posponer porque solo entonces se supo que tenía covid. En sus tres visitas a urgencias nadie le hizo una PCR. Nunca fue más acertada
El alud de cartas recibidas revela la principal acepción de la palabra ‘paciente’: que tiene paciencia
que en casos así la primera acepción de la palabra paciente (que tiene paciencia). “Espero no tener que aguardar mucho más porque es terrible irte todos los días a la cama sabiendo que estás enferma y que, en vez de luchar por tu salud, te mantienen en una lista de espera”, explica otra lectora.
Hemos recibido cartas de varios folios, acompañadas de informes, formularios, quejas y reclamaciones ante el servicio de atención al paciente. Otras comunicaciones son lacónicas como un latigazo. “Hace dos años que espero que me reciba un dermatólogo en el hospital Joan XXIII de Tarragona”, asegura E.G.
Lourdes N., de la Seu d’Urgell, lleva casi tres años para una cirugía vascular en Lleida. “He llamado muchas veces y me dicen que insista pasados unos días. O que me darán cita el mes que viene. Siempre hay una excusa, pero pasa el tiempo y todo sigue igual. Bueno, todo no. Yo estoy peor”.c