Bayona con Amor
Nadie había hecho hablar tanto en televisión al barcelonés Jota Bayona como Carlos del Amor en La matemática del espejo (La 2, jueves noche), en la última de sus espléndidas entrevistas en este programa. Ha emergido en la conversación el miedo insertado en la genealogía de Bayona, desde que llegó al mundo en el barrio de la Trinitat Vella, con el complejo de pobre a cuestas. “Si no hace cine, ¡este niño se muere!”, decía la madre de Bayona a sus amigas y vecinas... El niño no se murió, el niño un día se sentó en una mesa con Spielberg para hablar juntos el mismo idioma, el que hablan dos niños que se mueren si no hacen cine. Esta entrevista es modélica. Del Amor sabe qué teclas debe tocar, y Jota sabe que puede dejarse llevar, que está en buenas manos. Y cuenta cosas maravillosas. Me ha gustado que cuente cómo iba con los brazos extendidos, volando como Superman en el pasillo de casa en la Trinitat, cerrando un ojo para encuadrar con el otro, por encima del puño apretado... Un gran director de cine nace en un pasillo y cerrando un ojo. O dibujando en un papel una vía de tren, por una cara, y por la otra a Superman, para jugar a verlo aparecer y desaparecer del plano colocando el papel ante una lamparilla que apagas y enciendes, apagas y enciendes... No habrás visto nada mejor esta semana en la tele si recuperas esta conversación ejemplar en el portal RTVE Play.
ACCIDENTE. David Broncano sigue deconstruyendo la televisión y reinventándola en cada programa de La Resistencia (Canal #0 de Movistar, lunes a jueves). La joven bailaora Patricia Guerrero, Premio Nacional de Danza, ha sido una de las invitadas de la semana, muy nerviosa al sentarse en el sofá. Broncano le ha brindado una foca de felpa –mascota del programa– para que la acariciase, porque es o es muy relajante. La invitada así lo ha hecho, entre comentarios laterales delirantes de Broncano y bromas absurdas, hasta que se ha olvidado de que estaba en una entrevista. Ha acabado contando de todo, incluso que tuvo un hámster que se le murió de hambre, entre otras anécdotas, y ha acabado regalándonos a todos un zapateado formidable que me ha cortado el aliento y que aún resuena en la pantalla. Como me dijo Ignatius Farray, lo de Broncano no es una entrevista, es un accidente, y no puedes dejar de mirar un accidente.c