La Vanguardia (1ª edición)

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Escondida en las entrañas del Barrio del Poblenou, concretame­nte en el número 103-105 de la calle Zamora, se encuentra la Fundació Ared. Para muchos podría parecer una entidad como cualquier otra, pero la realidad es bien distinta. Es un sitio lleno de buen rollo y solidarida­d, algo que solo puede apreciar quien la ha visitado alguna vez.

Hace ya unos años que Ared cuenta con experienci­a en ayudar a personas en situación de vulnerabil­idad. Nació en 1994, en el taller de confección de Wad-Ras, el Centro Penitencia­rio de Mujeres de Barcelona. Fue Teresa Rodríguez quien inició el proyecto. El objetivo era ofrecer oportunida­des laborales a personas en riesgo de vulnerabil­idad, en su amplia mayoría mujeres. El objetivo perdura

Esta entidad ofrece ayuda a unas 1.400 personas al año y desde su creación en 1994 ha atendido a 12.415

hasta hoy día. “Creemos que todas merecemos segundas, terceras e incluso cuartas oportunida­des. Esta es nuestra filosofía”, explica Raquel Gil, directora del Área de Formación y Acompañami­ento a la Inserción.

En la misma entidad se pueden visitar los espacios donde se imparten los cursos de confección industrial, pastelería, cocina, atención sociosanit­aria a personas dependient­es y el de retoques de piezas y artículos en textil y piel.

Un gran obrador equipado con buenos hornos y fogones y un taller lleno de máquinas de confección de última generación. Este es el legado del trabajo duro de Ared, que a la vez ayuda a que los alumnos aprendan de la mejora manera. Ellos se gradúan con un título, pero el equipo de Ared considera que la clave está en el gran ambiente familiar que se forma.

No solo se trata de encontrar un oficio para ellos, sino que a través de este proceso de formación y acompañami­ento –donde se estudia cada caso en concreto– se consiga su plena integració­n en la sociedad. Para la directiva, encontrar faena es el primer escalón para recuperar la vida que merecen.

La fundación ofrece ayuda a unas 1.400 personas al año y desde sus inicios en 1994 ha atendido a 12.415 e insertado en el mercado laboral a 3.828.

“Creo que nuestra esencia, y por lo tanto por lo que nos diferencia­mos de otras entidades, es que no solo nos preocupamo­s de formar a los alumnos y de incorporar­les al mercado laboral, sino que les acompañamo­s durante todo el proceso de forma personal, incluso cuando ya tienen sus puestos de trabajo”, explica Pepa Morató, la directora general.

“Nunca tienen la sensación de abandono porque siempre esta

“Hemos notado un incremento de falta de trabajo para mujeres mayores de 60 años a causa de la pandemia”

Un taller de onfe i n ionero

O ort nidade la orale ara al no mos ahí. También acompañamo­s a la empresa en este proceso. Somos la conexión entre los dos, un apoyo.”

“Las empresas externas que han contratado a alumnos de Ared están encantadas con ellos. Nos explican que cuando salen de aquí tienen muchas ganas de trabajar, y que en una amplia mayoría de los casos, ejercen su tarea de excelente modo”, asiente Pepa Morató y añade que “formamos a profesiona­les”. La directiva relaciona este entusiasmo por trabajar con que muchos de los alumnos han estado en situación de pobreza por la falta de trabajo. “Ellos valoran muchísimo su trabajo, más que cualquier otra persona”, añade.

El último enemigo de las personas en riesgo de exclusión social fue la crisis provocada por la covid. De hecho, la fundación ha apreciado un incremento de situacione­s de vulnerabil­idad en mujeres de más de 60 años a raíz de la pandemia. “Hemos notado un incremento de falta de trabajo en este rango de edad. La covid ha provocado muchos despidos o que gente que ya sufría económicam­ente lo haga más ahora. Esto afecta sobre todo a mujeres. Para ellas es muy complicado volver a encontrar faena a partir de esa edad, mucho más que para un hombre”, Explica Aina Estrugo, responsabl­e del Departamen­to de Comunicaci­ón de Ared.

Es por eso que Ared organiza diferentes eventos durante el año para recaudar fondos. El último fue la Nit d’Ared, una cena preparada por el mismo catering que gestiona la empresa. Se logró recaudar 30.750 euros gracias a la asistencia de 254 personas y donativos de algunas empresas. El resultado fueron dos nuevos contratos para dos mujeres en la propia empresa de catering. “Todo un éxito”, explican.

El sitio merece ser conocido. Por su labor y por su solidarida­d, de la que debería ser partícipe toda la sociedad. La solidarida­d que permita mover el mundo como lo hace Ared.c

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