“’Rebeca’, de Hitchcok, es arquitectónica; en ‘Con la muerte en los talones’ erige una casa a lo Frank Lloyd Wright”
escenografía y el cine mudo, “no solo su noción del espacio físico sino también del existencial, considerado como lugar, noción típica del existencialismo”. Y se pregunta: “¿Qué es más real, lo visible o lo invisible? ¿El espacio entendido por la física moderna, solo matérico, o el percibido por el sujeto?”.
Así, contrapone a racionalistas como Van der Rohe o Le Corbusier,
“que usan el espacio solo como materia, robándole el suspense”, con otros más posmodernos como Ricardo Bofill, “quien en su propia casa de La Fábrica consigue trazar un puente casi con la época de las catedrales, en el que el espacio puede recuperar su valor emocional, el suspense”.
En su primeriza etapa británica, Hitchcock “recibe tres influencias fundamentales, el contraste i pY
MMGs y el claroscuro, toda la iluminación del expresionismo alemán, luego la noción del montaje del constructivismo ruso (Eisenstein), y en tercer lugar la idea industrial de producción cinematográfica del norteamericano Griffith”. De hecho, mantuvo el blanco y negro más allá de lo que la técnica marcaba, pues “su primera película en color es de 1948, pero más tarde hara Extraños en un tren y Psicosis”. A Rebeca, Puigarnau la califica de “un encargo de arquitectura”, por la importancia en la trama de la mansión victoriana Manderley, “ya descrita por Daphne de Maurier en la novela”.
Sobre La soga, que sucede en un interior, “es la primera y única vez en que Hitchcock utilizó un plató para representar una tragedia griega al modo descrito por Aristóteles en su Poética. Es un apartamento sobre la arquitectura moderna”. También quiso rodar en el edificio de la ONU en Nueva York, pero no fue autorizado, lo que eludió con tomas exteriores, reconstruyendo en plató el interior del edificio y filmando otra parte con cámara oculta. “Toda la película es una analogía del valor de la arquitectura moderna, fundada por Mies van der Rohe en 1929 con el Pabellón Barcelona”.
Capítulo aparte merecen los objetos cotidianos. “El primer descubridor de lo que hay de peligroso en las cosas domésticas, un teléfono o una máquina de escribir, o incluso cosas como un pájaro en la naturaleza, es Sigmund Freud, que en 1919 escribió sobre sus propiedades amenazantes”. “Hitchcock –prosigue– es un director realista, pero a partir de su entrevista con Truffaut, se descubrió la fuerte componente psicológica e incluso psicoanalítica de su obra, como en el trabajo que le encargó a Dalí para las escenas oníricas de Recuerda. Se ocupa de la frustración, el miedo, el amor, la muerte y las pasiones”.c