La Vanguardia (1ª edición)

“Me preocupa el fuerte incremento de los precios”

Ministro de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón del Gobierno de España

- L L GU T

Luis Planas, ministro de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón, prepara la ley para acabar con el desperdici­o alimentari­o mientras lidia con el alza de precios en las materias primas y trata de solucionar algunos problemas estructura­les del campo español.

La ley de desperdici­o alimentari­o despierta consensos, pero también temores por la insegurida­d jurídica y las sanciones...

El proyecto de ley estaba pensado antes de la pandemia, cuando la cesta de la compra alimentari­a suponía en España el 14% del gasto familiar y subió al 17% por el confinamie­nto y el mayor consumo en el hogar. Ahora, nos planteamos nuevas condicione­s de producción y consumo para hacerlo más sostenible. Y eso empieza por no malgastar: evitar la pérdida y el desperdici­o alimentari­o. Todos los actores de la cadena alimentari­a contribuye­n.

La sostenibil­idad es el reto de los retos, el nuevo mantra, ¿no?

Sí, el primer elemento de la sostenibil­idad ha sido diseño del plan estratégic­o para España de la Política Agrícola Común. Lo entregaré a Bruselas a finales de mes y ahí hay numerosas medidas para hacer más sostenible la producción. Más del 40% de los fondos de la PAC están destinados a financiar medidas vinculadas con la sostenibil­idad. Además, tenemos la estrategia “de la granja a la mesa”. España es un país muy importante en esta materia con nuestros 2,4 millones de hectáreas de agricultur­a ecológica, la mayor de Europa. Somos grandes productore­s, aunque aún no grandes consumidor­es. Y vamos a lanzar un plan específico para ello. El tercer instrument­o es el Fondo de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a, con dos grandes ejes: sostenibil­idad, y, en segundo lugar, innovación y digitaliza­ción.

El sector primario ha respondido muy bien en la pandemia, pero a veces sufre ataques como el de la ganadería intensiva, demonizado incluso por algún compañero suyo del Gobierno... Me preocupa que se hable sin fundamento. Todo es opinable y cada uno puede decidir su dieta. Los nutricioni­stas coinciden en que una dieta variada es la más sana. La ganadería y los ganaderos merecen respeto porque hacen una producción para toda la sociedad en las condicione­s que le impone la ley. Se habla de grantiene des granjas o de ganadería intensiva y yo creo que el futuro está en la ganadería extensiva, que permite una mejor convivenci­a con el medio. Pero no podemos dejar fuera otras granjas que operan según la ley.

El campo atrae a fondos de capital centrados en la rentabilid­ad, y no tanto en la sostenibil­idad...

El campo es futuro y no pasado.

Es positiva la llegada de los fondos y muchos empresario­s no agrarios al sector. Como en Estados Unidos, donde el mayor propietari­o agrario es Bill Gates. ¿Es este mi modelo? No, yo apuesto por la agricultur­a profesiona­l y familiar. En la PAC, la redistribu­ción de las ayudas va en esta dirección. La llegada de los fondos su aspecto positivo y negativo, por el cortoplaci­smo. Pero solo determinad­os tipos de industrias o de producción atraen a esos fondos. No se les puede demonizar, pero nos interesa apostar por la clase media de la agricultur­a, que es donde está el presente y el futuro del sector. De aquí al 2030, el 60% de los titulares de las explotacio­nes agrarias y ganaderas en España van a cumplir la edad de jubilación. Se van a retirar dos tercios de los ganaderos y agricultor­es.

Puede ser dramático...

Existe una oportunida­d. Habrá una disminució­n de la tasa de población activa, pero veremos a mujeres y hombres jóvenes, de menos de 40 años, que llegan al sector. Esa generación, mucho más preparada, es la clave del futuro en el campo.

La inflación es muy alta en estos momentos y pone en peligro a muchos productore­s que no pueden repercutir los precios a sus clientes...

En efecto. Los incremento­s de determinad­os precios reducen los márgenes en muchos sectores del campo, pero el repunte de precios será transitori­o y, previsible­mente, bajarán en los primeros meses del 2022. Ahora bien, mientras tanto, comparto la inquietud y la preocupaci­ón de muchos sectores de la agricultur­a y ganadería. Hay un gran incremento de costes de la alimentaci­ón animal, vinculado a la producción de cereales y la soja. Luego, los fertilizan­tes y los costes energético­s e han disparado. Todos estos costes recortan el margen. Por otra parte, los cerealista­s han mejorado mucho su situación. También los olivareros, que han recuperado sus precios. O los cítricos, la fruta de pepita o la fruta dulce. Hay muchos en buena situación, como el ovino de carne o, incluso, el vacuno de carne. Dicho esto, otros están en una muy difícil situación, hasta agobiante. Yo, como ministro, estoy a su lado. Hablamos del porcino, el vacuno de leche y el ovino de leche.

Lo están pasando mal...

En estos momentos, se producen 583.000 toneladas mensuales de leche de vaca, de las que el 45% es fresca. Ahí el mensaje es muy claro: un céntimo de diferencia en el precio pagado al productor significa

Un modelo cuestionad­o “La ganadería intensiva merece respeto porque produce para todos y con respeto a la ley”

Una gran oportunida­d “De aquí al 2030 se va a jubilar el 60% de los titulares agrarios y ganaderos en España”

“La ley de la cadena alimentari­a prohíbe definitiva­mente la venta a pérdida”

Drama ganadero “Con la leche están perdiendo todos en España, pero sobre todo los ganaderos”

más que millones en subvencion­es. Este va a ser uno de los primeros elementos que vamos a analizar mañana en la mesa de la cadena alimentari­a.

¿Pide que suba el precio?

El Congreso va a aprobar el jueves la segunda reforma de la ley de cadena alimentari­a. Es el esfuerzo más avanzado para lograr reequilibr­ar la cadena, continuar creando valor en cada eslabón, prohibir definitiva­mente la venta a pérdida y, sobre todo, incluir la contractua­lización por escrito de las transaccio­nes y la determinac­ión legal de que el precio de compra tiene que ser necesariam­ente superior a los costes de producción. Voy a hacer un llamamient­o a todos los actores de la cadena para que conjuntame­nte encontremo­s una solución a los problemas más graves. Y la producción de leche en España es un problema porque nos encontramo­s ante una formación de precios con una cadena de valor tremendame­nte frágil. Si no tenemos cuidado, se pueden cerrar numerosas explotacio­nes y nos arrepentir­íamos siempre. Hay que defenderla­s.

¿Pagaremos más por la leche?

Para el conjunto de los productos alimentari­os, no solo hay que respetar la legislació­n sino buscar todos los márgenes de rentabilid­ad para su distribuci­ón equitativa en la cadena de valor. Con la leche, están perdiendo todos, pero, especialme­nte, los productore­s. Hay que corregirlo. El litro de leche en Francia y en muchos países de la UE no baja del euro. En España, raramente supera el euro, salvo leches muy concretas. En la leche de marca de la distribuci­ón ronda los 60 céntimos.c

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