Cae el apoyo a la vacunación obligatoria
El desempleo es el peor enemigo electoral de los gobiernos, aunque la inflación y la subida de los precios también pueden provocar daños notables en la intención de voto. Por eso, el encarecimiento del coste de la vida asoma como una amenaza latente para el actual gabinete de coalición, en el barómetro del CIS de enero. Y a ello habría que sumar un leve ascenso del pesimismo sobre las expectativas de dejar atrás la pandemia.
El sondeo detecta también una paralela desmovilización electoral, con un aumento generalizado de los indecisos (que ya suponen uno de cada cinco consultados). Aun así, el PSOE seguiría en cabeza, hoy con medio punto por encima del 28% de los votos que cosechó en noviembre del 2019, mientras que el PP resistiría al alza, con un aumento de apenas siete décimas (21,5%) que se nutren de la progresiva agonía de Ciudadanos.
El naufragio del partido naranja se reflejaría en la pérdida del 40% de su ya menguado capital electoral y en una fidelidad de voto de poco más del 22%, aunque con fugas declaradas hacia el PP de uno de cada cinco votantes del 2019. Por el contrario, la extrema derecha seguiría recuperando terreno y se situaría ya a solo cuatro décimas del 15,1% que logró el 10-N.
La fortaleza de Vox se sustentaJunts, ría en la elevada fidelidad de sus votantes y en un intercambio muy favorable de electores con el PP, en una proporción de dos a uno. A su vez, Unidas Podemos vería frenado su despegue (llegó a rozar el 14% en diciembre) y hoy se situaría solo dos décimas por encima del 12,9% que obtuvo en los últimos comicios. La clave de ese estancamiento está en la reducción a la mitad de los trasvases de voto procedentes del PSOE (mientras que casi se duplicaría el flujo contrario) y en una caída paralela de las transferencias desde Más País.
Este hipotético escenario incluiría una cierta recuperación de ERC y PNV, aunque todavía por debajo de sus registros del 2019, y unas pérdidas consolidadas de 21,0% 3,7% 4,1%
Mala o muy mala
Paradojas de la pandemia.
■ Por un lado, ha crecido la sensación de que aún “seguimos en el peor momento” de la covid, o incluso de que “lo peor está por llegar” (un 33% en total, frente al 28% en diciembre). Sin embargo, crece también el rechazo a la vacunación obligatoria: el 23% estaba en contra en diciembre pasado, y más del 41% lo está ahora. de la clase política, con especial incidencia en el presidente del Gobierno. Por ejemplo, desde diciembre cae en más de cuatro puntos (al 27,4%) la confianza en Pedro Sánchez, cuya tasa de desconfianza se acerca de nuevo al 70%. Es verdad que el 87% de los españoles tampoco confía en Casado, pero esa cifra supone un empeoramiento de solo tres décimas.
Asimismo, cae la nota de Sánchez (al 4,3), y aunque también desciende la del resto –menos el ultra Abascal, que mejora la suya, y Yolanda Díaz, que la mantiene–, el retroceso del líder socialista es más pronunciado. Ahora bien, son las preferencias como presidente las que arrojan el dato más significativo: Sánchez pierde casi un punto y medio (cae al 20,5%), pero Yolanda Díaz retrocede en idéntica magnitud (al 15,7%). Y ese retroceso podría incluir un mensaje cifrado: la reforma laboral defrauda a la izquierda de Podemos. Las preferencias de los electores morados por Díaz como presidenta han caído ocho puntos con respecto a diciembre, mientras que han crecido dos puntos entre los votantes del PSOE.n