Poder político y corrupción
El caso de Villa Caprice
Dirección: Bernard Stora
Intérpretes: Niels Arestrup, Patrick Bruel, Irène Jacob, Michel Bouquet
Producción: Francia y Bélgica, 2020. Thriller político
Guionista y director, preferentemente de telemovies y series, Bernard Stora (Marsella, 1942) disecciona de manera directa y sin ambages la podredumbre que puede llegar a circular por el mundo de la política. Con la complicidad del siempre notable Niels Arestrup, ganador de tres premios César del cine francés como mejor actor de reparto, Bernard Stora muestra los entresijos donde se mueve el poder. Refiriéndose a la película, Arestrup ha declarado que “un abogado puede defender a matones, narcotraficantes, violadores y asesinos sin ser él mismo uno de ellos, pero ¿puede defender al poder sin pertenecer a ese mundo? ¿Puede hacerlo sin abrazar sus métodos y sus sombras?”
Hay muchas sombras en la relación que se establece entre un destacado empresario (Patrick Bruel) y un temido y veterano abogado (Niels Arestrup) al que contrata para que le saque de un embrollo judicial por la compra de una gran propiedad en circunstancias sospechosas. Lujo y poder colisionan en un mundo donde prevalece la corrupción más cínica y devastadora. Como sentenció el dramaturgo Antonio Buero Vallejo (1916-2000), autor de grandes piezas teatrales como Historia de una escalera y Un soñador para un pueblo, “al más grande político le pierde la ambición”. Esto le ocurre a la casta política que aparece en El caso de Villa Caprice, donde el engaño es inacabable y se asegura que “todos los mercados están manipulados”. El guion evidencia algunas lagunas, pero el elenco de actores, todos ellos soberbios, evita el naufragio de una película con movimientos de vaivén entre el drama burgués y el thriller más inquietante, con un fondo de sátira política, naturalmente muy a la francesa, así como ciertos toques de humor. Aparte de la complicidad con el director, la actriz Irène Jacob, que debutó en 1987 en Adiós, muchachos ,la mítica película realizada por el ya desaparecido Louis Malle, también aporta entusiasmo creativo a su personaje, al igual que Patrick Bruel, que se camufla bajo la falsa sonrisa y el lujo provocador.c