Las vacunas y su negocio
La rapidez con la que la ciencia ha descubierto las vacunas anticovid ha sido el mejor antídoto posible contra la pandemia. No está de más recordar otra vez que sin esta docena de compuestos químicos que se han fabricado, hoy habría muchos más muertos y enfermos por covid en todo el mundo y el impacto en la economía podría haber causado una crisis inimaginable. Vaya por delante, pues, que el trabajo realizado por los científicos y las empresas farmacéuticas tiene un valor incalculable y les hemos de estar agradecidos.
Sentada esta premisa, nuestra obligación como periodistas es explicarles que este éxito de la ciencia ha tenido también un impacto económico muy positivo para las empresas del sector. Las distintas compañías que han participado en la fabricación de las vacunas podrían haber obtenido en el año pasado unos beneficios de 45.000 millones de euros según las estimaciones de diversos analistas consultados por nuestro suplemento Dinero. Algunas compañías que estaban en crisis han mejorado sus cuentas por las vacunas.
Es posible que los sectores antivacunas –que, vale la pena apuntarlo, son minoritarios en España en comparación con otros países de nuestro entorno–, pueden encontrar excusas con estas cifras para mantener su insolidaria postura, pero creemos que la transparencia de la información prevalece sobre otras consideraciones.
Igual que nos toca reclamar que las dosis se puedan distribuir mejor a los países del tercer mundo o que el sistema de homologación de las patentes se haga de una forma más ágil. Aún pasa demasiado tiempo entre el hallazgo de las vacunas y su comercialización. España, por ejemplo, tiene el lujo de disponer de la que será primera vacuna europea gracias a los trabajos de la farmacéutica Hipra, con sede en la gerundense Amer. La compañía todavía está pendiente de recibir la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y no podrá comercializarla hasta el segundo trimestre de este año.
La pandemia seguramente contribuirá a cambiar a mejor muchos de estos procedimientos burocráticos y, también, ciertamente, ha supuesto una gran inyección económica al sector farmacéutico. Escrito queda.
Pero esto no puede tapar el éxito indiscutible y la necesidad de la vacunación.