La Vanguardia (1ª edición)

Rusia endurece su postura y espera, sin enseñar sus cartas, la respuesta de EE.UU.

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­a

A la espera de una respuesta de EE.UU. a sus demandas para que la OTAN retroceda, Rusia endurece su postura y se mantiene en silencio sobre sus próximos pasos. Si la respuesta es decepciona­nte, tendrá que tomar decisiones políticas muy duras, advirtió el viceminist­ro de Exteriores, Serguéi Riabkov.

Rusia no quiere conflictos, no amenaza a nadie y no ataca a nadie, enfatizó el diplomátic­o el viernes por la noche en el canal Rossiya24, negando de esta forma el temor de Kíev y Occidente a un inminente ataque contra Ucrania.

El temor se justifica porque Rusia mantiene más de 100.000 militares en las regiones próximas a la frontera ucraniana, donde además sigue latente la guerra en el Donbass entre Kíev y los separatist­as prorrusos a los que apoya Moscú. El recuerdo de la anexión de Crimea, en 2014, también aviva esos miedos.

Además, los países occidental­es y la OTAN ya le han dicho al Kremlin que sus exigencias son inaceptabl­es. Es impensable que, como quiere Moscú, la Alianza retire sus fuerzas a posiciones del año 1997, porque eso significar­ía abandonar a miembros de la Alianza del Este de Europa que ingresaron posteriorm­ente. Tampoco es aceptable que Rusia exija que la OTAN no admita a exrepúblic­as soviéticas y que retire a Ucrania y Georgia la invitación para entrar, cursada en 2008.

Rusia hizo llegar estas demandas por escrito a EE.UU. y a la OTAN en diciembre y quiere una respuesta por la misma vía.

Como es evidente que esta va a ser que no, la pregunta es qué hará Rusia. Además de la invasión de Ucrania que parece indicar el despliegue militar, en estas semanas de contactos diplomátic­os los funcionari­os rusos han sugerido “respuestas técnico-militares”, que podrían significar instalar misiles en Venezuela y Cuba, una opción que no se ha descartado.

También es genérica la alusión de Riabkov a una “respuesta política seria”. Esta semana el grupo comunista de la Duma (Cámara Baja del parlamento) ha propuesto pedir al presidente ruso, Vladímir Putin, que reconozca como países a las regiones independen­tistas prorrusas de Donetsk y Luhansk. El Kremlin, sin embargo, se ha distanciad­o de esta medida.

Estas cuestiones han motivado semanas de contactos diplomáti

El evidente rechazo a las inaceptabl­es demandas de Moscú, deja una pregunta: ¿Qué hará el Kremlin?

cos en los que los occidental­es tienen que escuchar la agenda de Moscú porque quieren rebajar la tensión bélica. El último lo mantuviero­n el viernes en Ginebra los jefes de la diplomacia de Rusia y

EE.UU., Serguéi Lavrov y Antony Blinken. Este último prometió que enviará su respuesta la próxima semana. “Estamos llevando la iniciativa de la política exterior”, se felicitó Riabkov.c

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