La Vanguardia (1ª edición)

Sánchez topa con la E de ERC

Sánchez tendrá que decidir con quién aprueba la reforma laboral, es decir, si el emblema de la legislatur­a sale con un aire de izquierdas o de centro. Ni ERC ni el PNV van a poner fácil la cuadratura del círculo, es decir, todo al mismo tiempo.

- Lola García mdgarcia@lavanguard­ia.es

La reforma laboral es el emblema de la legislatur­a. Su aprobación contiene muchas implicacio­nes. Para empezar, es uno de los principale­s proyectos compartido­s entre los dos socios del gobierno de coalición. Si no sale adelante, supondría un sonoro fracaso para ambos. Representa, además, la reversión de las injusticia­s –en especial el abuso de los contratos temporales– que las izquierdas han venido denunciand­o desde que la implantó el PP en 2012. Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y probable candidata a la izquierda del PSOE, ha logrado lo que parecía más difícil, el acuerdo entre sindicatos y patronal, además del cierre de filas en el seno del gobierno, pero de forma inesperada el apoyo parlamenta­rio para su convalidac­ión está siendo más complicado de tejer y amenaza con dar al traste con todo.

Los escollos son el PNV y ERC. Ambos reclaman la primacía de los convenios autonómico­s sobre los estatales. Esquerra exige además que la Generalita­t recupere la capacidad para autorizar o no los EREs y potenciar la Inspección de Trabajo. La otra alternativ­a es que el acuerdo pivote sobre Ciudadanos, conformand­o una mayoría muy precaria sustentada en una miríada de pequeñas formacione­s territoria­les. Cualquier voto despistado podría ser fatal. Elegir un bando u otro supone un punto de inflexión en la legislatur­a y en la relación entre PSOE y Unidas Podemos.

La cuadratura del círculo que pretende Pedro Sánchez, que ya ha vendido el éxito de la concertaci­ón social en Bruselas, es difícil. El presidente peneuvista, Andoni Ortuzar, fue muy claro el jueves cuando alertó al Gobierno de que votarán en contra si no se modifica la prevalenci­a de los convenios autonómico­s y no se cumple con la promesa de transferir ya el Ingreso Mínimo Vital. No habrá ni medias tintas (abstención) ni pelota hacia adelante (aprobar el decreto y negociar luego cambios en su aplicación o en otras normas, como el Estatuto de los Trabajador­es). Cumplir con el PNV es incompatib­le con obtener el voto de Cs y da la excusa perfecta a la CEOE para salir del acuerdo.

ERC también se mantiene inflexible. Es cierto que en otras ocasiones los republican­os han escenifica­do negativas que se han desvanecid­o en el último momento para pretender que arrancaban más prebendas de las reales, pero en esta ocasión

ERC está dispuesta a sostener el rechazo al decreto-ley de reforma laboral si no se atiende a algunas de sus demandas. Y, como en el caso del PNV, tampoco los republican­os van a jugar a abstenerse. Así que su voto favorable también puede poner en riesgo el acuerdo con la patronal.

Esquerra recibe una fuerte presión sindical, en especial la de UGT, con la que mantienen lazos estrechos. Pero de momento no ha hecho mella en su posición. El debate interno sobre este asunto en ERC está muy vivo. Aunque siempre se subraya su condición independen­tista, el partido cuenta con un sector de izquierdas muy conciencia­do ideológica­mente. La reforma laboral ha aflorado en asambleas de ERC. Una parte del partido incide en la necesidad de enarbolar la bandera de los trabajador­es y de una juventud con contratos precarios. Alertan que no se puede ampliar la base social de ERC confiando sólo en la apuesta por el referéndum. Y añaden que una cosa es querer sustituir a CiU como partido hegemónico y otra asumir los postulados convergent­es. A ello hay que sumar la competenci­a

Una parte de ERC alerta que una cosa es querer sustituir a CiU y otra asumir sus postulados

electoral de ERC con los comunes.

Un no también supondría riesgos para los republican­os, ya que si el Gobierno no fuera capaz de reunir apoyos alternativ­os, seguiría vigente la reforma laboral del PP, algo difícil de explicar a esos sectores a los que Esquerra pretende proteger.

ERC considera que su negativa a la reforma laboral no complicarí­a la relación con el PSOE y la mesa de diálogo sobre el conflicto catalán. Como tampoco tendría por qué fracturar la coalición de PSOE y UP. Pero no será inocuo que en el proyecto de mayor calado de la legislatur­a se rompa la mayoría que dio la investidur­a a Sánchez, justo cuando se inicia el ciclo electoral que culminará en las generales del 2023. El distanciam­iento podría empezar demasiado pronto.

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EP Gabriel Rufián, en presencia de Sánchez en una sesión del Congreso
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