La Vanguardia (1ª edición)

La ciudad de los perros

- Llucia Ramis

Adoptar es el verbo adoptado para indicar que no compras un animal, sino que lo rescatas de una protectora, o te haces cargo de él en vez de quien lo hacía antes. Campañas con el hashtag #adoptanoco­mpres han populariza­do el término, y los requisitos por cumplir son casi tan exigentes como para adoptar a un niño.

Llevo tiempo pensando en adoptar. Miro webs en las que hay fotos de perros encantador­es con biografías terrorífic­as. Se apela a la compasión del adoptante, que quiere salvar a la pobre criatura de la angustia del refugio y de su pasado trágico. Los humanos son dioses para sus perros, dicen que escribió Aldous Huxley. Una amiga adoptó al más traumatiza­do del mundo y le da una dieta barf .Élla adora y no puede vivir sin ella, y ella se siente una diosa adorada e imprescind­ible. Otro amigo soporta mejor el confinamie­nto gracias a su nuevo compañero, que no podía seguir con la familia anterior. Quienes adoptan perros coinciden en que la vida mejora un 200% y, aunque no siempre es fácil, la felicidad compensa.

En Barcelona hay casi tantos perros como niños menores de 12 años (unos 170.505). Y en el Parc Científic de la UB estalla el escándalo: pretenden sacrificar treinta y dos cachorros tras usarlos para un estudio farmacológ­ico. Días antes, recibí el aviso de que se repartían los veinticinc­o beagles de un ensayo que finalmente no se llevará a cabo. ¿Eran los mismos, o eliminarlo­s es lo habitual? Cuando quise optar por uno, ya no los tenían, y me llevé un chasco porque para entonces ya lo sabía todo de esta raza tan querida. Snoopy es un beagle.

Recién aprobada la ley de Bienestar Animal, que reconoce a los perros y gatos como seres con sentimient­os, sigue la experiment­ación con beagles porque son afables y fuertes. La alcaldesa de la ciudad (donde los canes no votan, pero sí quienes los cobijan) pide evitar que los maten, sumándose al clamor de los que lo considerar­ían una animalada, si no fuera porque son humanos quienes maltratan a esta especie que es un miembro más de muchas familias y el mejor amigo de tanta gente. No sé si llegaré a tener perro. Pero cuando se utiliza la palabra adoptar para incorporar uno a tu vida, y va calando la gran responsabi­lidad que implica convivir con ellos, destinarlo­s a laboratori­os y sacrificar­los suena un poco a crimen.c

En el Parc Científic de la UB estalla el escándalo: pretenden sacrificar 32 cachorros

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