La Vanguardia (1ª edición)

Arrinconad­os por la tecnología

“Estoy casi llorando”, dice San Juan por el éxito de su campaña de atención presencial en los bancos

- JAUME MASDEU CELESTE LÓPEZ

Cuando Carlos San Juan lanzó en diciembre su petición en Change.org para conseguir “atención humana” de los bancos a las personas mayores, la primera respuesta fue desesperan­zadora. A pesar de recurrir a todos sus amigos y familiares, San Juan, de 78 años, solo conseguía sumar 102 firmas. Ya daba la causa por perdida cuando intervino la propia plataforma promociona­ndo la causa y los medios de comunicaci­ón empezaron a interesars­e por la demanda. En estos momentos, el resultado es espectacul­ar, con más de 350.000 firmantes que, como San Juan, “se sienten apartados por los bancos” y quieren recordarle­s que “las personas mayores también somos clientes”.

“Estoy emocionado, casi llorando”, explica San Juan a La Vanguardia desde Valencia, donde reside, al conocer el toque de atención que la vicepresid­enta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, lanzó el jueves a los bancos, dándoles un mes de plazo para que presenten propuestas para mejorar la atención a la gente mayor. Dice sentirse “emocionado y agradecido” a los que se suman a la campaña.

Su iniciativa nació un día en el que, frente al cajero de su agencia habitual, coincidier­on varias personas mayores con dificultad­es para desenvolve­rse ante el dispositiv­o automático. “Yo intento ir siempre en horas de poca

“Es un problema serio que no afecta solo a mayores. Los de más de 30 años no han nacido con móvil”, dice Ausín, del CSIC

afluencia. Tengo dificultad­es propias del párkinson, me confundo y me angustio y entro en bucle”, cuenta. Y ese día, vio en su situación a varias personas de su edad peleándose sin éxito con los cajeros, una en silla de ruedas que se fue llorando, mientras que los empleados de la agencia les recomendab­an que volvieran con sus nietos.

“Algo se removió ese día en mi interior, y me dije que no me iba a desentende­r del problema. Quise ayudar a esas personas sin voz”, dice San Juan, relatando la transforma­ción de su agencia de toda la vida, donde, después de una fusión, se redujo el personal y surgió un banco “cerrado en plan fortaleza, con empleados estresados”.

Desde Facua, celebran la iniciativa de Calviño, aunque añaden que “más que pedir, hay que regular” y critican al Banco de España por falta de sensibilid­ad en este tema. Señalan la respuesta del banco ante su reclamació­n contra CaixaBank por incumplimi­ento del régimen de las cuentas de pago básicas por no ofrecer el servicio de retirada de efectivo por ventanilla. El Banco de España se limitó a certificar que “no se aprecia incumplimi­ento por este precepto”, sin más especifica­ciones, lo que, para Rubén Sánchez, de Facua, es una muestra de “sensibilid­ad cero”.

Los mayores se sienten arrinconad­os por la tecnología, en la banca y en otros sectores. Es el caso de Teresa Hernández, de 81 años, que tenía muy claro desde joven que debía ir preparándo­se para cumplir años sin depender de nadie, si la salud se lo permitía. La independen­cia siempre ha sido su bandera. La palabra envejecimi­ento activo, dice entre risas, ya lo practicaba ella incluso antes de que los medios pusieran ese concepto en la agenda pública. Deporte, lectura, cuidado con la dieta y mente abierta a los cambios sociales son algunas de las claves de su éxito, que le han permitido llegar a los 80 sin necesidad de ayuda de su gente... Hasta que llegó la pandemia y las actividade­s rutinarias se impusieron a través de internet.

Desde entonces, Hernández se siente dependient­e, lo que siempre ha odiado. Para ir al banco a hablar de sus finanzas, debe pedir la cita online en una aplicación que ni ve bien, ni entiende. Lo mismo para ir a la oficina de su compañía eléctrica, donde quería conocer la nueva tarificaci­ón. Y acudir al gimnasio se ha convertido en un problema: debe reservar su plaza online... “Me están arrinconan­do”, dice.

No es la única. “Es un problema muy serio que no sólo afecta a las personas mayores. No es una cuestión de edadismo. En este país, los nativos tecnológic­os son una minoría. “¡Los mayores de 30 no han nacido con un móvil!”, señala Txetxu Ausín, director del grupo de Ética Aplicada del CSIC. Antes de la pandemia se podía ir de manera presencial pero, desde entonces, se ha globalizad­o la tecnología dejando en el camino a un porcentaje muy alto de la población, insiste Ausín. Ángel Fernández, de 72 años, se maneja de maravilla por internet. Tiene su correo y le encantan las redes sociales. Y, aún así, reconoce sentirse desbordado, inseguro e “inútil”. “Me cuesta pedir cita para ir al médico. Tampoco fui capaz de matricular­me en un curso porque no sabía hacer la matrícula. Y no he sido capaz de hacerme el certificad­o digital que supuestame­nte me iba a facilitar todo”, se indigna.c

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EFE /KAI FÖRSTERLIN­G Carlos San Juan, de 78 años, impulsó la campaña a través de Change.org

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