Cercle d’Economia: cita Guardiola-Cañadas
El Cercle d’Economia encara un momento inédito en su historia: la elección de su próximo presidente mediante unas elecciones con al menos dos candidaturas alternativas, las de Jaume Guardiola y Rosa Cañadas. No se podría descartar la presentación de alguna más, aunque de momento no hay señales en tal sentido, más allá de una exploración genérica de algún sector independentista que finalmente no se ha concretado hasta ahora en ninguna propuesta.
No hay precedentes en la entidad más representativa de la llamada sociedad civil catalana de un proceso de elección presidencial de estas características. Hasta ahora, las diferencias en su seno se habían resuelto en la fase previa a la de la elección, sigilosamente, con pactos que aseguraban la continuidad del consenso que el Cercle utilizaba para elaborar sus posicionamientos públicos. El presidente saliente buscaba el acuerdo entre los socios más activos y en el seno de su propia junta y proponía un nombre a los expresidentes. Estos daban el plácet y la sucesión se ponía en marcha.
Un momento más parecido al actual, que sin embargo no llegó tan lejos, se produjo coincidiendo con los primeros compases del procés, en el 2011, cuando fue elegido Josep Piqué. Su propuesta, formulada precisamente por uno de los presidentes del Cercle más próximos al soberanismo, Salvador Alemany, generó un intenso debate interno. No fue la primera vez, ni sería la última, en la que la profunda crisis política abrió fisuras en la elite económica catalana.
La propuesta de Piqué se justificó con el argumento de que debía acabar el mandato que había dejado a medias en 1996, cuando fue nombrado ministro en el primer Gobierno del PP, presidido por José María Aznar.
Lo que comenzó como un guiño de los populares a la burguesía catalana, colocando a un catalán en el Ministerio de Industria, acabó en una auténtica ofensiva centralizadora de Aznar durante su segundo mandato y la abducción de Piqué como el piloto de su operación en Catalunya.
Por eso, la reedición de su presidencia agitó las aguas en el Cercle. Hasta dos nombres alternativos se pusieron sobre la mesa. Uno fue Ángel Simón, el presidente de Agbar, a quien empujaron un buen número de socios relevantes. Un nombre, por cierto, que volvió a estar sobre la mesa, en esta segunda ocasión para suceder a Javier Faus, actual presidente, tras la crisis de este con sus antecesores, hace casi dos años. El propio Simón cortó de raíz los movimientos de apoyo, descartando cualquier posibilidad de optar al cargo.
El otro potencial candidato en el 2011 fue Joaquim Molins, miembro de la saga cementera. Uno de los pocos burgueses dedicado a la política en lugar de a los negocios, fue conseller en varios gobiernos de Jordi Pujol y también portavoz de CiU en el Congreso. Pese a esas vinculaciones y el evidente sentido crítico con la propuesta de Piqué de su eventual candidatura, la ambición presidencial de Molins obedecía más a un deseo personal que a una operación política y finalmente renunció.
El actual presidente, Faus, debe hacer ahora un último intento para que Cañadas y Guardiola pacten una candidatura conjunta, opción que forzosamente pasaría porque uno de los dos aceptase ser el segundo del otro. Las probabilidades de tal acuerdo tienden a cero.
Pero explorar ese posible pacto fue el encargo de los expresidentes a Faus, cuando este último les convocó el pasado mes de diciembre para pedirles su respaldo al exconsejero delegado del Sabadell, miembro de su actual junta directiva; su candidato. La junta consultiva descartó respaldar un nombre y le pidió al actual presidente que buscase un acuerdo entre los dos socios que ya habían manifestado su interés por sucederle. También, que su junta fuera neutral, como lo serían ellos, en el caso de que al final todo desembocara en elecciones.
Tras ese encuentro, el mismo día, se reunió la junta directiva. Esta expresó su apoyo a Guardiola, a petición explícita de este, pero de acuerdo con lo planteado por los expresidentes, esto no se acabará reflejando en ningún documento o resolución formal y pública. No habrá candidato oficial de la junta. Aunque sí se podrá hablar de un candidato continuista.
Faus se ha tomado con calma el encargo de los expresidentes y está previsto que su reunión con Cañadas y Guardiola se celebre la próxima semana, tras la insistencia de la primera. El actual mandato vence el 25 de julio próximo y el proceso electoral debe arrancar dos meses antes, es decir el 25 de mayo, según establecen los estatutos de la entidad.
¿Cuáles son las diferencias entre los dos candidatos? Habrá que esperar a conocer sus programas, una vez descarten pactar una única candidatura, para calibrarlo en profundidad. Además de una apuesta común por modernizar el funcionamiento del foro, que en gran medida aún es muy similar al que operaba cuando dio sus primeros pasos: en torno a los documentos de opinión de sus juntas y las jornadas anuales, el momento de mayor exposición pública.
En buena medida, el debate se centrará también en torno a la continuidad o no de la línea seguida por la actual junta de Faus. Algunos sectores la han caracterizado como errática, refiriéndose a la periodicidad y el contenido de sus notas de opinión y su desigual proyección pública; también han visto una gestión personalista, causa del choque con los expresidentes, que también incluía distintos puntos de vista sobre cómo debe encararse la renovación. Frente a esas críticas, la junta exhibe el éxito de las últimas jornadas, en junio del año pasado, en las que el foro económico se situó en el centro de la agenda política, al apostar por el apoyo a los indultos del Gobierno a los condenados del procés. Pronunciamiento que contribuyó de manera relevante a destensar la situación política y facilitar la aceptación social de esa medida más allá de Catalunya.c
El Cercle d’Economia encara un cambio histórico, la celebración de elecciones a la presidencia con candidatos alternativos. El que la ocupa en la actualidad, Javier Faus, ha convocado esta próxima semana a los dos aspirantes.
Los expresidentes descartaron apoyar a ninguno de los dos, lo que obliga también a la junta
El independentismo mostró cierto interés al principio, pero no se ha concretado en nada