La Vanguardia (1ª edición)

“Aunque a precio de chino, es un subidón que se hayan vendido ocho de cada diez dibujos, más de 500”

- T R A

No tiene la épica de la performanc­e de Joseph Beuys, encerrado durante tres días en una galería de Nueva York con un coyote vivo, pero a su manera ha sido también una performanc­e que, sin premeditac­ión, sin saber hacia dónde iba, ha durado nada menos que 563 días”. Perico Pastor (La Seu d’Urgell, 1953) habla de Bon dia!, una experienci­a que nació de la empatía con el sector sanitario el primer día del confinamie­nto, “algo así como un aplauso antes de que saliéramos a aplaudir a los balcones”, y que concluía el pasado 17 de enero, cuando, como siempre madrugador, envió su último dibujo, Voilà!, a sus 750 contactos de WhatsApp. Acababa así, con una figura femenina contorsion­ándose frente al mar, un ritual que sólo logró interrumpi­r el coma al que le sumió en noviembre del 2020 un infarto de miocardio. Cuatro meses después, coincidien­do con el primer aniversari­o del encierro por la pandemia, 750 móviles volvían a sonar casi al unísono: “Bon dia!”. Hasta ahora.

“Nunca fue un proyecto porque nunca proyecté nada, pero la experienci­a ha estado muy bien. Ha servido para que nos acompañemo­s y nos relacionem­os entre nosotros, he mantenido centenares de conversaci­ones con muchísima gente y además ha sido muy halagador que la gente comprara mis dibujos. Aunque a precio de chino, es un subidón que se hayan vendido ocho de cada diez, más de 500, lo cual además de ser una proeza en estas circunstan­cias, le ha venido muy bien a la economía familiar”, señala Perico. Al principio eran dibujos en blanco y negro cuyo coste, 100 euros, tenía como destino recabar fondos para el Clínic y el Hospital del Mar. Se reunieron 9.000 euros, pero “al ver que la pandemia se alargaba y se suspendía la exposición que tenía prevista pensé ‘tienes que hacer algo’. Así que a partir de un momento puse dos cuentas, la del hospital y la mía. Que la gente eligiera. Los primeros días, con mucho tacto, compraban uno para el hospital y otro para mí, pero al cabo de unos meses ya era todo para mí”. Los pequeños dibujos se habían transforma­do en vibrantes cuadros coloristas de 20x20 que, montados en tela y bastidor, vendía por 125 euros.

¿Los grandes hits? “Las flamencas y las marinas”, responde. Pero raro era el día que no había disputas. El dibujo madrugador se lo quedaba el primero en responder, a veces antes de las 7 h. “Se ha quedado mucha gente con ganas, por lo que estoy pensando darles una nueva vida digital, reunirlos en una galería donde la gente pueda adquirirlo­s e imprimirlo­s luego en alta resolución”. A Perico siempre le ha interesado que su trabajo fuera accesible a la gente y no es la primera vez que convierte en una performanc­e el acto mismo de la venta. En 2010, entonces con nocturnida­d y mediante correos electrónic­os enviaba a sus contactos una serie de dibujos que se podían adquirir enviando un e-mail de vuelta. Los que no encontrase­n comprador los quemaría durante la verbena de Sant Joan en la galería Art & Design. De 31, solo nueve acabaron en la fogata. Dos años antes, en la Parés, montó un Salon des refusés , enel que esparció por el suelo los dibujos acumulados en su estudio que “no merecían ni el marco ni la papelera”, invitando al público a rebuscar entre el gran montón de papeles a cuatro patas. Y después volvería a la misma galería con un gran árbol de Navidad de cuyas ramas pendían pequeños formatos a precios accesibles. Sin complejos. “Me gusta jugar e inventar cosas nuevas para que mi obra, sin bajarme los pantalones, llegue a otro público. La venta de una obra es lo que te posibilita hacer otra”.c

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain