La Vanguardia (1ª edición)

El striptease español

- LLUÍS AMIGUET

Llega usted, estadounid­ense, tarde. ¿No debía ser yo el informal?

Lo siento. Se me he alargado la cita anterior. Y yo ya llevo en París 20 años y enseño aquí en el Insead así que me temo que ya no represento el estándar USA de puntualida­d.

Le disculpo y además su tardanza nos ayudará a explicar los

Pero le admito que los estadounid­enses nos quejamos de que los latinos, parisinos incluidos, son informales; y ustedes, en cambio, lamentan que nosotros seamos rígidos.

cultural crashes. ¿Por qué cuanto más al norte son más formales y cuanto más al sur, más flexibles?

Es un eje del choque cultural: los brasileños de mi clase piensan de los parisinos lo que los parisinos de los alemanes; pero esas diferencia­s clásicas en la percepción del tiempo y de las normas ya no las investigo.

¿Cuáles le interesan más?

Las diferencia­s entre culturas de las que no somos consciente­s y son reveladora­s.

¿Y entre españoles y estadounid­enses?

Los americanos van al grano y, en cambio, a los españoles les gusta teorizar y disertar antes de ir al grano; después los estadounid­enses repiten lo esencial para asegurarse de que lo has entendido y te lo repregunta­n.

¿Y los españoles siguen divagando?

Los latinos suelen dejar el mensaje central para el final y empiezan revelando capa tras capa y se entretiene­n en sutilidade­s como si quisieran sorprender­se a sí mismos con algo nuevo que no sabían ni ellos esperando al último minuto para decir lo esencial.

¿Y los estadounid­enses repiten lo obvio?

Están focalizado­s en que entiendas lo que quieren decir y no tanto en lucirse. Eso les hace parecer a veces ingenuos, simples o pesados. El éxito para el estadounid­ense es que lo entiendas; para el español, el triunfo es que lo valores y hasta que lo admires.

¿No somos también aquí más críticos?

Porque a los americanos nos enseñan en el cole a decir al menos tres cosas positivas por cualquiera negativa. Por eso, tendemos a repetir lo de Amazing!, Awsome! Great...!

¡Estupendo!

¡Me alegro! De verdad que me encanta aprender con usted.

A ver si aportamos algo nuevo al lector.

¿Lo ve? Ustedes tienden a valorar más la crítica que el consenso. Por eso, aquí suelen de

Los españoles al exponer tendemos, como otros latinos, a empezar por lo menos importante para ir entrando en materia dejando lo más relevante para el final. Por el camino buscamos más vencer –impresiona­r– que asegurarno­s de ser entendidos. Todo lo contrario de los estadounid­enses, más pendientes de ser comprendid­os que admirados, y de transforma­r esa convicción en acción inmediata de todo el equipo. Los españoles se interesan más por los porqués que por el cómo lo haremos y hacerlo que apasiona a los estadounid­enses. Meyer cuenta cómo el ejecutivo español que disertó –exposición, tesis y antítesis– ante sus jefes en EE.UU. con una certera conclusión final obtuvo el siguiente comentario de su presidente: “Una presentaci­ón no es un striptease. La próxima vez vaya al grano y no nos haga perder el tiempo luciéndose”. cir cosas inapropiad­as más a menudo y tienden a ser pesimistas.

Su “inapropiad­o” ha sonado muy crítico. Lo siento. El otro día aconsejé a una empresa cómo lidiar con el desaguisad­o causado por un directivo español que fue tan crítico con sus subordinad­os estadounid­enses que le denunciaro­n por bullying. Y él ni se había dado cuenta de lo inapropiad­o que era.

¿Pero las críticas eran razonables?

No, porque no les decía nada positivo. Un jefe debe decir lo bueno de cada uno antes y luego lo malo y no machacar con lo malo.

Ustedes repiten: “If you have nothing nice to say, do not say anything”.

Y ponemos manos a la obra desde el minuto menos uno, situando siempre al equipo y sus fines por encima de todo. A ustedes les gusta mucho teorizar en solitario antes de actuar.

Dejamos la conclusión para el final: es la influencia de la escolástic­a en la enseñanza.

A nosotros, en cambio, nos imbuyen desde el parvulario de la superiorid­ad de la práctica sobre cualquier teoría; y que debemos decir lo esencial primero para lograr los objetivos del equipo y no para lucirnos al explicarla­s.

¿Y entre asiáticos y occidental­es?

Cuando explicaba mi trabajo en una universida­d en Japón pregunté al acabar si había alguna pregunta... Hubo silencio absoluto.

¿Un silencio así es un fracaso o un éxito?

En EE.UU. sería un fracaso. Y se me notó en la cara. Así que mi amigo profesor japonés me susurró: déjame a mí...

Buen colega.

Y se paseó por el aula y señaló a un alumno, que hizo una pregunta estupenda; y luego a otro y a otro... ¿Cómo sabía que esos estudiante­s tenían algo interesant­e que decir?

¿Tenían otro código, tal vez?

¡Los ojos! Me dijo que el alumno que va a preguntar mira al profesor de forma especial y establece contacto visual directo. Como ustedes en Occidente, me dijo, siempre lo mantienen, no saben apreciar ese interés.

¿Pasa algo similar con los chinos?

Tampoco hablan si no les hablas, pero su gesto para pedir la palabra, además de con la mirada, es una pequeña inclinació­n hacia delante y una enorme sonrisa.

¿El mundo pierde diversidad cultural?

Lo curioso es que a menudo las grandes diferencia­s se producen entre países que hablan la misma lengua: es más fácil para un estadounid­ense llegar a entenderse con un japonés que con un inglés: ¿no les pasa algo así a los españoles con los hispanoame­ricanos?

¿Qué diferencia­s nos ve?

Los españoles son más directos y críticos y los latinoamer­icanos cuidan más las formas y son más jerárquico­s.

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