Rusia añade tensión al acusar a Ucrania de preparar un ataque al Donbass
Moscú sigue mostrando músculo e inicia maniobras navales en el Báltico
El cruce de acusaciones está aumentando la carga vírica de la gripe bélica que acompaña en los últimos meses a las relaciones de Rusia y Occidente. Ayer lunes contribuyó a esta fiebre el Kremlin, que acusó a Ucrania de estar preparando un ataque contra las entidades separatistas prorrusas del Donbass, las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk (RPD) y Luhansk (RPL).
Dimitri Peskov, jefe de prensa del presidente ruso, Vladímir Putin, acusó al Gobierno ucraniano de concentrar una gran cantidad de fuerzas y medios militares en la línea de contacto, que separa el territorio controlado por los prorrusos del resto de Ucrania.
Esa frontera es la que quedó fijada tras los acuerdos de Minsk del 2015, que lograron detener aunque no solucionar una guerra que comenzó en el 2014, la única actualmente existente en Europa.
Ese conflicto armado, junto a la anexión de Crimea por Rusia también en el 2014, forma parte de los antecedentes de la actual tensión entre Moscú y los países occidentales, aliados de Kíev. Desde otoño Rusia concentra en su territorio, pero cerca del Donbass, más de 100.000 militares, lo que hace temer una invasión.
El Kremlin niega tener planes agresivos, pero al mismo tiempo acusa a Ucrania de urdirlos. La responsabilidad de que la tensión no haga más que aumentar es de Occidente, aseguró Peskov, por la “histeria informativa”, según él una campaña llena de “falsedades y mentiras” contra Rusia, y también por el envío de armas a Ucrania, “lo que inspira a las cabezas calientes de Kíev a comenzar esta operación”. La amenaza de una provocación militar ucraniana está creciendo, aseguró.
Pero todo depende del color del cristal con que se mira, y en el de Moscú se ve más lo que hace la OTAN que lo que hace la propia Rusia. En medio de la actual tensión, veinte de sus buques militares, además de lanchas y barcos de apoyo, iniciaron ayer maniobras militares, según una nota de la flota del mar Báltico difundida por las agencias rusas.
Estas maniobras navales en el
Báltico coinciden con otros ejercicios que realiza conjuntamente con su aliada Bielorrusia.
Tampoco contribuye a bajar la temperatura la decisión de Estados Unidos de reducir su personal diplomático en Ucrania. A la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, la medida le pareció extraña y “poco inteligente”.
El Departamento de Estado permitió ayer que parte del personal de la embajada de EE.UU. en Kíev se fuera voluntariamente, y sus familias recibieron instrucciones para abandonar el país.
Por su parte, Ucrania calificó esa decisión de “apresurada” y de “suma cautela”, al considerar que “no ha habido cambios radicales en la situación de seguridad recientemente”. El Reino Unido y Australia decidieron seguir el ejemplo de EE.UU.
La calentura bélica puede subir o bajar esta semana, cuando Estados Unidos y la OTAN respondan por escrito a Rusia a sus exigencias de garantías de seguridad, que incluyen que la Alianza renuncie a seguir expandiéndose, que cese toda cooperación militar con las exrepúblicas soviéticas y que retire sus tropas y armas a posiciones
Rusia no ha dicho cómo reaccionará al recibir esta semana por escrito el no de EE.UU. a sus exigencias
que ocupaban antes del año 1997.
Las demandas del Kremlin son de máximos, así que los países occidentales ya las han rechazado de palabra, entre otras cosas porque aceptarlas significaría abandonar a miembros del grupo que ingresaron después de esa fecha, como Polonia, las repúblicas bálticas, Rumanía y Bulgaria. Además, Moscú quiere que la OTAN retire la invitación que hizo en el 2008 a Ucrania y Georgia para formar parte de la Alianza. Es inaceptable, ya han señalado, que una tercer país indique quién puede y no puede ingresar en este club. Rusia de momento no ha dicho cómo reaccionará cuando llegue el no por escrito.c