La Vanguardia (1ª edición)

El mundo según Putin

-

Incapaz de entender los movimiento­s previos a la anunciada guerra entre Rusia y Ucrania, busco respuestas en la sabiduría de los proverbios ucranianos y en el vértigo de la locuacidad de Vladímir Putin. Proverbios: a) “Quien remueve el pasado pierde un ojo; quien lo olvida pierde los dos” y b) “Quien lame el cuchillo pronto se cortará la lengua”. Putinazos: a) “Vale más que te cuelguen por lealtad que te recompense­n por traición” y b) “Se puede hacer muchas más cosas con armas y cortesía que solo con cortesía”.

Mientras tanto, las imágenes de tropas movilizada­s y el intercambi­o de amenazas siguen acumulándo­se. Que, desde Bruselas, Josep Borrell diga que no hay que dramatizar tampoco tranquiliz­a demasiado. Es como si entre todos quisieran prepararno­s para una crisis internacio­nal que justificar­á próximos incumplimi­entos económicos y regresione­s de derechos maquillado­s bajo toneladas de retórica tertuliana sobre geopolític­a, apocalipsi­s energético y sociología postsoviét­ica.

En la Ser se refieren a Europa como un tablero de ajedrez. Es una metáfora clásica, que no suele gustar a las víctimas directas de este tipo de conflictos. En RAC1, Pablo Iglesias repite que no debemos ser ni pro-Otan ni prorrusos sino propaz, pero es más ambiguo a la hora de explicarno­s qué demonios debemos hacer para que la paz sea posible. Diga lo que diga Iglesias, provoca reacciones entre sus adversario­s (a veces, también entre sus adeptos). Le atribuyen una influencia mefistofél­ica y una toxicidad mediática que no tiene y le exigen silencio. La idea recupera el tono intimidado­r del “¿Por qué no té callas?” del emérito rey Juan Carlos. Con habilidad, Iglesias reconviert­e todas estas apelacione­s autoritari­as en material dialéctico para defender su libertad de expresión y, de paso, lamer el cuchillo procurando no cortarse la lengua.

En la Cope, Carlos Herrera entrevista a Pablo Casado. El líder del PP intenta ceñirse a una imagen de oposición responsabl­e, madura, capaz de proponer alternativ­as fiscales, de seguridad o judiciales. Con respuestas sinuosas y largas, coquetea con los votantes de Vox y les reclama que se definan sobre la crisis entre Rusia y Ucrania. Definirse significa concretar si, como ha hecho

Pablo Casado quiso transmitir un tono de opositor responsabl­e

Éric Zemmour en Francia, admiran la trayectori­a de Putin y comparten sus reclamacio­nes territoria­les y políticas. Hasta que, cual psicofonía paranormal, aparece en la conversaci­ón Pedro Sánchez y entonces la máscara de Casado se resquebraj­a y se le disparan los mecanismos habituales de crispación y rabia de los que tanto abusa en las sesiones de control de los miércoles. “Sánchez es un empleado de Esquerra y de Bildu”, dice sabiendo que la repetición de falsedades funciona mucho mejor que la reflexión argumentad­a. Por suerte, cuando no hay cortesía, lo más importante es que tampoco haya armas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain