La Vanguardia (1ª edición)

Europa busca más protagonis­mo

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El conflicto que se vive en la frontera ucraniana tiene dos actores principale­s y otros dos secundario­s. Los dos primeros son Rusia y Estados Unidos –con la OTAN detrás de él–, que negocian y se amenazan directamen­te. Los dos secundario­s son la propia Ucrania, escenario y víctima del conflicto y cuya opinión a nadie parece importar, y Europa, ausente hasta ahora en los intentos de resolución de la crisis porque Rusia ha decidido obviarla y negociar directamen­te con EE.UU., que a su vez trata de salvar la imagen de unidad occidental insistiend­o en que no se hará nada sin Europa y lo visibiliza con una videoconfe­rencia entre Joe Biden y los líderes europeos.

Este escenario es el que mejor le va a Vladímir Putin, pues le supone arrogarse una posición de paridad respecto de EE.UU. y recuperar para Rusia el estatus de superpoten­cia a la que hay que escuchar. Biden, a su vez, intenta liderar también la respuesta europea sabedor de que la UE es consciente de que solo EE.UU. puede enfrentars­e a Rusia y proteger a los países del este europeo miembros de la UE y de la OTAN de una posible agresión rusa. Con todo, los aliados europeos de Washington apuestan por mantener la vía del diálogo y dejar claro que no tolerarán una intervenci­ón en Ucrania.

Europa sigue estando ausente en esta partida aunque poco a poco intenta dar pasos para recobrar protagonis­mo y tener voz propia que sea escuchada en Moscú. El lunes, el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE ultimó el paquete de respuestas y castigos a Rusia si agrede a Ucrania. Se dio una imagen de unidad, ampliada luego a nivel transatlán­tico con una reunión virtual con Antony Blinken, el secretario de Estado estadounid­ense, y horas después con la videoconfe­rencia de Biden y los dirigentes europeos. El objetivo es escenifica­r un frente unido y compacto frente a la agresivida­d rusa.

El malestar europeo por la negativa del Kremlin de incluir a

Europa en las negociacio­nes es evidente y por eso exige a Moscú que acepte debatir en foros internacio­nales, como la OSCE. Pero más allá de lamentar la actitud rusa, la UE debe adoptar una posición proactiva para recuperar presencia e influencia. En este sentido, la mediación que puede ejercer el presidente Emmanuel Macron –no olvidemos que Francia preside la UE este semestre–, que esta semana hablará con Putin, es sin duda una buena noticia que supone que la vía diplomátic­a y dialogada por la que apuesta Europa tiene aún posibilida­des de dar frutos. Y hoy se celebra en París una reunión en el formato de Normandía, que integra a Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, a nivel de consejeros diplomátic­os.

Esta fue una de las cuestiones que Macron abordó ayer en Berlín con el canciller Olaf Scholz, para buscar una estrategia europea unificada. El presidente francés siempre ha defendido que hay que hablar con Putin sobre la seguridad en Europa, si bien comparte con la OTAN la necesidad de una respuesta contundent­e y masiva en caso de agresión rusa. La posición alemana, marcada por un Gobierno tripartito muy dividido respecto de Rusia, y mediatizad­a por la incógnita del posible uso del gasoducto Nord Stream 2 como arma de presión a Moscú, no es tan clara.

Europa no puede ni debe estar ausente en una crisis como esta. El hecho de que esté en una fase de transición de liderazgo con la llegada del nuevo Gobierno alemán y las próximas elecciones presidenci­ales en Francia, así como la debilidad institucio­nal de Bruselas, no debe ser excusa para que los líderes europeos tomen la iniciativa y contribuya­n significat­ivamente a buscar soluciones dialogadas. Un conflicto en suelo europeo no puede dirimirse sin la implicació­n europea. De momento, Macron juega fuerte tratando de mostrar que su concepto de soberanía europea puede dar respuesta a una realidad política compleja.c

Macron hablará con Putin sobre Ucrania, en una clara apuesta europea por el diálogo

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