La Vanguardia (1ª edición)

“Los trans no son distintos a los demás”

‘Mi vacío y yo’, de Adrián Silvestre, se estrena en el Festival de Cine de Rotterdam

- LEONOR MAYOR ORTEGA

Adrián Silvestre se hizo un hueco en el panorama cinematogr­áfico el año pasado con su segunda película, Sedimentos, un documental sobre seis mujeres trans.

“Empecé a trabajar con ellas hace cinco años. Hicimos talleres de cine para preparar el rodaje e irlas poniendo en escena”, recuerda el joven director. Al poco de arrancar el proyecto, Raphi se unió al grupo y se convirtió en el germen para el siguiente trabajo de Silvestre.

“Tuvimos mucha química, me contó que desde su llegada a Barcelona escribía todo lo que sentía y que había autopublic­ado un libro, Call me Raphi, donde explicaba sus experienci­as”. A Raphi, que es francesa, le diagnostic­aron disforia de género al poco de instalarse en Barcelona. Tenía algo más de veinte años y sufrió un proceso de adaptación hasta que se aceptó como mujer, asumió su sexualidad y encajó todos esos cambios emocionalm­ente.

Mi vacío y yo, la nueva película de Silvestre que hoy se estrena en la sección oficial del Festival de cine de Rotterdam, cuenta ese camino de Raphi hasta encontrars­e consigo misma. Un recorrido duro, pese a que la muchacha siempre contó con el apoyo de su familia, con un buen grupo de amigas y con el respaldo de la sanidad pública.

Silvestre es consciente de que “la cosas han cambiado mucho en los últimos años para las personas trans”. Han cambiado para bien, porque “gracias a las reformas legislativ­as y el trabajo social, hay mucha más tolerancia y una esperanza para que la gente trans tenga una vida tranquila, llevadera y proyectabl­e hacia el futuro”. “Eso es lo que no se había contado hasta ahora”, señala el realizador en una entrevista con La Vaguardia.

Pero esa mejoría no le ha ahorrado a Raphi algunos sufrimient­os: “la violencia contra las personas trans no es visible ni trágica ni está en el círculo más íntimo, es una violencia sutil”.

La joven protagonis­ta de Mi vacío y yo sufre por amor, por la falta de amor, porque se vuelca en el Tinder en busca de una media naranja perfecta que no acaba de llegar y lo atribuye a su disforia de género.

Pero Silvestre es consciente de que “todos los seres humanos padecen en algún momento problemas de ese tipo y, en especial, las mujeres por cuestiones de género”. “Lo que le pasa a Raphi tiene mucho que ver con su condición de mujer, con lo afectivo y con la maduración”, resume y remacha que “los problemas de las personas trans que se sienten excluidas hoy en día son los de cualquier persona, no hay diferencia ni existe una categoría que las haga distintas”. La historia de superación de esta joven francesa arranca con buen pie al ser la única película española a competició­n en uno de los festivales más prestigios­os de Europa, lo que puede ser el punto de partida para “un recorrido internacio­nal muy prometedor”. Y mientras, Silvestre ya tiene el foco puesto en un nuevo proyecto, un filme sobre turistas británicos en Gran Canaria, que se coproducir­á con el Reino Unido.c

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OSCAR FERNANDEZ ORENGO Una imagen de ‘Mi vacío y yo’ con la protagonis­ta en el centro

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