La Vanguardia (1ª edición)

Dembélé y las fábulas de la mili

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Entre los que cumplieron con el servicio militar circulaban anécdotas la mar de graciosas. Algunas eran vividas y otras, muchas, leyendas urbanas aunque siempre verosímile­s. Fake news pero sin mala fe. Así, el recluta castigado a pelar patatas que se vengaba miccionand­o en la olla del cocido de los oficiales o el que recibía un sopapo del sargento por no estar en posición de firme y después presumía ante los compañeros: “¡Con la mirada que le he pegado, se lo he dicho todo!”.

No tuve el privilegio de hacer la mili por culpa del sorteo, celebrado una matinal de domingo en el terreno de juego del Martinenc (excedente de cupo). Desde entonces, considero tan mítico el campo del Martinenc como el de Wembley, el Pequeño Maracaná de Belgrado o el Parque de los Príncipes. Contada esta tontería, vayamos a la mejor anécdota, a mi juicio, sobre el servicio militar: un soldado recibe una bronca monumental y el muy humillado jura después a los amigos: “Ahora, para que se joda mi sargento, esta noche no ceno”.

La anécdota me ha recordado el caso Dembélé (juraría que tampoco hizo la mili). Como sucede últimament­e en Catalunya, estamos ante el modelo de negocios Roberto el de las cabras: ninguna de las dos partes gana con la situación. ambas pierden.

Otro caso del modelo de negocios Roberto el de las cabras: pierde el equipo, pierde Dembélé

Ya entiendo que el FC Barcelona trata de recuperar algo así como el 0,5% de lo gastado en el jugador a base de empujarle al mercato a collejas para recibir algo de traspaso. En el barrio, hay también algunos mendigos muy majos que repiten “anda, dame algo”. A tal fin, “dame algo”, el entrenador ha cerrado filas con el club y el barcelonis­mo romántico –¡quién no sienta la camiseta que se vaya a Europa!– y tiene sin competir al extremo francés. Algo me dice que el futbolista, recién casado, está bien de ánimo y si no juega es capaz, perfectame­nte, de cambiar el fútbol por el parchís o la FIFA Online World Cup Cap Cop y quedarse tan ancho.

A la vista del panorama atacante y dado que el club aspira a disputar la próxima Liga de Campeones, habida cuenta además que Dembélé sigue cobrando hasta el último euro, ¿no sería más sensato dejarse de quijotadas que solo perjudican al equipo? Y ya que cobra y es joven, pues que ayude en lo que resta de temporada.

A menos que el FC Barcelona esté convencido de que ingresará algo y el jugador se irá ya –cosa que uno no ve clara–, no estaría de más modular los principios fundamenta­les, ser pragmático­s y exprimirle en la medida de lo posible hasta el último día de contrato. Entonces, ya podrán despacharl­o a cajas destemplad­as. Entre tanto, pragmatism­o...

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