Secuestrados en el barrio
Llegamos a nuestro piso de la avenida Coll del Portell en 1956, recién casados, en aquella Barcelona que renacía de un periodo oscuro de la historia y donde aquella periferia de la gran ciudad estaba, como otras partes de la urbe, abandonada en medio de una inmensa presión inmobiliaria.
Afortunadamente las calles se asfaltaron, se instalaron escaleras mecánicas para salvar las empinadas cuestas y finalmencoses