El G-7 apunta a vetar el petróleo ruso y finiquitar la dependencia de su gas
El club acusa a Putin de “avergonzar” a Rusia a los 77 años de la Guerra Mundial
El G-7 se comprometió ayer a eliminar de manera paulatina su dependencia de las fuentes de energía rusas, lo que incluye “la supresión gradual o la prohibición de las importaciones de su petróleo”. El club que reune a Estados Unidos, Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, Canadá y Japón estampó el acuerdo en una declaración en la que, con motivo del 77.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, acusó a Vladímir Putin de “avergonzar” a Rusia y degradar “los sacrificios históricos de su pueblo” mediante su “guerra de agresión no provocada contra un país soberano” como es Ucrania.
Con un lenguaje que evita las promesas rotundas e inmediatas aunque subraya la firmeza en las intenciones de los firmantes, los mandatarios del G-7 apuntaron hacia el fin de las compras de energías fósiles rusas, empezando por el petróleo, bajo un plan de coordinación que prevenga problemas de suministro para los países alineados contra Moscú. “Nos aseguraremos de hacerlo de manera oportuna y ordenada, y de forma que proporcionemos tiempo para que el mundo obtenga suministros alternativos”, señalaron. Y añadieron que, entre tanto, mientras se despegan de esa importaciones, trabajarán juntos y con sus socios para “garantizar suministros de energía globales estables y sostenibles, con precios asequibles para los consumidores”. Eso implica “acelerar la reducción de nuestra dependencia general de los combustibles fósiles y la transición a las energías limpias de acuerdo con nuestros objetivos climáticos”, acordaron.
Los líderes de los siete grandes, reunidos en encuentro virtual y con Volodímir Zelenski como invitado, combinaron este anuncio de recorte de las importaciones energéticas a Rusia con una declaración política en conmemoración de la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Tal desenlace supuso “la liberación del fascismo y el fin del reinado del terror nacionalsocialista”, señalaba la declaración, con cita destacada a “todos aquellos que pagaron el precio más alto para derrotar al régimen nacionalsocialista, incluidos de servicios clave de los que depende Rusia” y “reforzar su aislamiento en todos los sectores de su economía”.
Sin esperar, Washington anunció ayer mismo un nuevo paquete de sanciones entre las que sobresale la restricción en la concesión de visados a 27 directivos de Gazprombank, la filial bancaria de la mayor empresa gasística de Rusia (Gazprom), de propiedad estatal.
Tal como precisaron fuentes del Gobierno estadounidense, la medida busca enviar “un aviso” a la que es la única entidad autorizada por el Kremlin para que los países de la UE hagan sus pagos de gas ruso. Y puesto que las penalizaciones no se dirigen contra el banco en sí mismo sino contra sus directivos, los socios comunitarios podrán seguir comerciando a
Estados Unidos sanciona a 27 directivos de Gazprombank, la filial bancaria de la mayor gasística rusa
través de ella, dijo el portavoz.
En conjunto, las nuevas represalias de Washington afectan a más de dos mil quinientos miembros de las élites rusas acusados de estar implicados en la agresión a Ucrania y de cometer violaciones de los derechos humanos. Entre los sancionados están también ocho altos cargos del Sberbank, el banco más importante de Rusia.
La Administración de Joe Biden cortó además el grifo de toda exportación tecnológica a las cadenas de televisión oficialistas Primer Canal, Rossiya y NTV. E incluyó en el veto de prestación de bienes y servicios a la compañía de armamento Promtekhnologiya y a siete empresas navieras que poseen u operan 69 barcos.
Las sanciones se suman a una ayuda militar y económica a Ucrania, en parte gastada y en parte comprometida, por importe total superior a los 46.000 millones de dólares. Parece mucho. Pero sigue siendo menos de lo que el país invadido quiere, que no es sino una participación más directa de los aliados en la guerra.c