Los ‘pegasus’ contra el terrorismo
Policía Nacional y Guardia Civil buscan nuevas tecnologías para luchar contra el crimen
El escándalo provocado estas últimas semanas a raíz de un presunto espionaje masivo con el software Pegasus a líderes independentistas ha generado una sensación de amargura dentro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado así como dentro de la Fiscalía y la judicatura. La razón es sencilla. El empleo de este tipo de técnicas es esencial para combatir el terrorismo, el crimen organizado y el narcotráfico y se hace siempre bajo un escrupuloso control judicial. Defienden que no hay descontrol ni excesos en su uso por parte de las fuerzas y cuerpos. “Un software como Pegasus es solo una herramienta. La legalidad o ilegalidad depende de quién y cómo se utilice”, lamenta un miembro de la lucha antiterrorista y contra el crimen organizado.
Pegasus –utilizado por el CNI– es el software patentado por la empresa israelí NSO, pero hay otros similares para clonar teléfonos o entrar en remoto en un móvil que está siendo utilizado por un investigado. Un experto en información de la Policía Nacional advierte que los terroristas o miembros de organizaciones criminales de lo más cruentas que operan en España cada vez se protegen más tecnológicamente y los investigadores tienen que buscar nuevas vías para poder aportar al juez indicios suficientes para que autorice entradas y registros y detenciones. Sin las pruebas necesarias, un juez no da el visto bueno para dar el siguiente paso en una operación. Se trata de todo un engranaje policial y judicial para garantizar la legalidad del proceso.
Fuentes de la Audiencia Nacional reconocen que en la lucha contra el yihadismo y organizaciones
Ecriminales, cuanto mayor es la peligrosidad, más complicado es interceptar las comunicaciones. El sistema que está perfectamente tasado, autorizado y avalado por el Tribunal Supremo y el Constitucional, Sitel, cada vez tiene un alcance más limitado. Con este sistema se permite intervenir las llamadas telefónicas del investigado que haya autorizado el juez con terceros. ¿Pero quién habla hoy en día por teléfono?
La respuesta de los investigadores es que ya prácticamente nadie,
Se utilizan llamadas de aplicaciones de mensajería instantánea y férreas encriptaciones y eso dificulta su persecución. Por eso los investigadores están logrando que cada vez más jueces y fiscales les autoricen la utilización de otro tipo de herramientas que accedan a las entrañas de un teléfono. Sin embargo, destacan que su uso ni está descontrolado ni es irregular como se pretende hacer creer desde algunos foros. Este tipo de intervenciones provoca una injerencia en derechos fundamentales y por eso debe ser autorizado y controlado por un juez y un fiscal. En el caso del uso de Sitel, quien técnicamente debe permitir la intervención son las compañías telefónicas, y estas no pueden hacerlo sin una autorización judicial previa. En el caso del uso de otro tipo de intromisiones hay detrás técnicos que tampoco intervienen sin una orden judicial. ¿La razón principal? Pueden acabar acusados y expulsados del cuerpo.
Estas fuentes advierten que aunque está claro que estas intervenciones son una injerencia en la privacidad, después el juez se encarga de hacer un cribado para que no consten en la causa las partes que no afectan a la investigación. Un investigador hace un símil: “Para que un médico te pueda operar tiene que verte desnudo”.
Obviamente a nadie se le escapa que ha habido funcionarios que han hecho un mal uso de ello, como el famoso caso del excomisario
Funcionarios como Villarejo han acabado acusados por hacer un uso indebido de las herramientas policiales
Las técnicas en la lucha contra el crimen van mejorándose para no quedarse obsoletas
José Manuel Villarejo y sus cómplices. Han sido atajados, expulsados y acusados. Tampoco se puede olvidar el asunto del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que acabó condenado y expulsado de la carrera judicial por un delito de prevaricación por autorizar intervenciones entre abogados e imputados en el marco del caso Gürtel.
Fuentes de la lucha antiterrorista reconocen que estos softwares han ayudado a detectar precozmente intentos de atentados. Y hay otras técnicas que se han ido mejorando como escuchas ambientales, en domicilios, despachos o vehículos, que han ayudado a desmantelar organizaciones como las del narcotraficante Sito Miñanco o a desenmascarar redes de corrupción como los casos Gürtel, Lezo o Púnica.c