Alcaraz nos dará grandes alegrías, seguro; pero cuidemos a Rafa, a nuestro Rafa

capacidad de superación. Siempre elegante, deportivo, compañero, atento y cordial en la victoria y en la derrota. Rafa es el espejo en el que debe mirarse cualquier deportista. En el que debe mirarse también Carlitos, bien asesorado por Juan Carlos Ferrero, para hacer su propio camino en el mundo del tenis.

Ahora hemos entrado en la fase de preguntarnos con quién vamos cuando se ven las caras, cuando compiten por el mismo trofeo. Y muchos aficionados optan por el joven valor ante el ídolo que encara los últimos años de su carrera con dolores y una lesión crónica, como ha reconocido el propio Nadal. Hasta cierto punto es normal. Nos gustan los rostros nuevos, sorprendernos con sus habilidades, sentir que tendremos otro campeón durante muchos años. Pero en todo esto hay un reverso oscuro, triste.

Nos olvidamos demasiado pronto de las viejas glorias cuando dejan de ganar, las queremos apartar rápido, que no molesten mucho. Gracias y hasta pronto, que viene el nuevo y hay que hacerle sitio. Ese es un defecto muy español. Parece que nos encanta ver caer a quienes han conquistado el éxito, a quienes han estado en la cima. Es la dichosa envidia. Qué mala es. Alcaraz nos dará grandes alegrías, seguro, y lo celebraremos con entusiasmo. Pero cuidemos a Rafa. A nuestro Rafa.c