La Vanguardia (1ª edición)

El movimiento es vida

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Joan Ratera llegó a pesar 120 kilos. “Andaba seis metros y me cansaba”, recuerda. Ahora recorre entre 6 y 10 kilómetros cada día y su báscula se mueve entre 77 y 80 kilos. Joan es uno de los pacientes de la nueva consulta especializ­ada en prescripci­ón de actividad física a enfermos crónicos que se ha estrenado en el CAP Iguadada Nord (Anoia). En este centro médico los enfermos crónicos no solo reciben el tratamient­o farmacológ­ico sino también pautas individual­izadas de actividade­s físicas para incrementa­r su longevidad y su bienestar.

La propuesta de este ambulatori­o se fundamente en los programas de la OMS sobre la actividad física como medio de prevención y gestión de enferma medades. “El ejercicio físico es muy accesible para la población sana y de un nivel socioeconó­mico elevado, pero no lo es tanto para las personas vulnerable­s o para los enfermos crónicos”, explica la directora del centro, Aurora Garriga. “Y está demostrado que mejora la situación física y mental de los enfermos crónicos, que ayuda a reducir la medicación, a mejorar la calidad de

El Departamen­t de Salut

■ impulsa la promoción de la actividad física en el sistema sanitario desde el año 2005, habida cuenta que la falta de ejercicio comporta una disminució­n de la salud de la población y esto repercute en una presión asistencia­l que recae en primera instancia en la vida y a alargar la superviven­cia”.

La iniciativa del CAP Igualada Nord se dirige de momento a tres tipos de patologías: las personas con insuficien­cia cardiaca, los diabéticos con un control deficiente de la enfermedad y los pacientes poscovid. Más adelante se agregarán afectados por enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica, para quienes el ejercicio “representa tanta mejora o más atención primaria. Según las directrice­s OMS sobre actividad física y hábitos sedentario­s (2020), cada año se podrían evitar entre cuatro y cinco millones de muertes en el mundo si todas las personas se mantuviera­n más activas físicament­e. En el caso de los adultos, la organizaci­ón atribuye que cualquier fármaco”, explica Garriga.

Joan Ratera, de 63 años, sufrió una insuficien­cia cardíaca hace dos. Había practicado natación, pero durante los últimos 15 años llevó una vida sedentaria. Adolf Castro, enfermero de atención primaria especializ­ado en actividad física y patologías (además de estudiante de INEF) se ha encargado de prepararle un prograbene­ficios para la salud, como pauta semanal, en más de 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada (correr, caminar, bicicleta, natación, marcha nórdica) o bien 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa, o una combinació­n equivalent­e.

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