La Vanguardia (1ª edición)

El precio medio de un puesto sin mesa fija ronda los 171 euros al mes, y es mayor en los centros ‘prime’

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más creativos, como los de I+D”.

España, señala Zea, cuenta con 1.483 espacios de coworking, con 62.000 puestos de trabajo y un valor de 131 millones de euros: la facturació­n que podría obtener con plena ocupación. De esta cifra, 83 millones correspond­en a los puestos fijos y 49 a los flexibles.

Un motor del crecimient­o del sector en los últimos años ha procedido de empresas que ponen en alquiler parte de sus propias oficinas corporativ­as que han quedado vacías. “Es una oferta de pocos metros y muy volátil en función de sus propias necesidade­s de espacio”, reconoce Zea. Esta oferta convive con los grandes operadores, que tienen espacios grandes, de más de 1.000 m2, con una marca y una cartera de servicios potentes. “Y con muchos centros medianos, de entre 200 y 500 m2, de pequeñas empresas que han entrado en el sector y tienen muchos problemas para ser rentables”, señala. Así, la dimensión media de los coworkings es de 534 m2.

Coworking Spain, una plataforma de alquiler de espacios, señala que las tarifas mensuales por las mesas de trabajo flexibles rondan los 214 euros en Madrid, 200 en Barcelona y 164 en Valencia. El precio medio en España es de 171 euros al mes. Los centros alquilan también despachos privados, con un coste a partir de los 400 euros mensuales. Los mayores operadores, con ubicacione­s más céntricas y mayores servicios, marcan también los precios más altos.

Según el estudio, la compañía estadounid­ense WeWork lidera el sector, con 13 centros y 79.500 m2 de superficie de oficinas disponible­s. Le sigue Spaces (del grupo IWG, matriz de Regus) con 14 centros y 38.048 m2. Tras estos grupos, el ranking está copado por firmas españolas. Utopicus, filial de Colonial, cuenta con 12 centros y 37.284 m2; la barcelones­a Attico, con siete centros y 26.770 m2.. Tras ellas, la madrileña First Workplaces, con diez centros, lo mismo que Loom, la filial de Merlin, y la también barcelones­a Cloudwork, con 14 y 16.378 m2 de superficie.c

Hay muchos operadores medianos y empresas que alquilan parte de sus oficinas que no ocupan

El capital internacio­nal realizó el 91% de la inversión inmobiliar­ia en España en el primer trimestre del año, según los datos de la consultora Cushman & Wakefield.

Eusebi Carles, socio de la consultora en Barcelona, señala que los inversores españoles tienen menos músculo financiero “y están cómodos con la compra de inmuebles de entre 10 y 20 millones de euros”, mientras que las grandes gestoras internacio­nales disponen de mucha liquidez y para maximizar la eficiencia buscan grandes operacione­s. “Hay fondos que ya no consideran inversione­s de menos de 80 o 100 millones de euros”, explica.

El sector inmobiliar­io cerró el primer trimestre del 2022 con una inversión de 3.600 millones de euros, un 50% más que en el mismo periodo del 2021 y un 28% por encima de la media del primer trimestre de los últimos cinco años. La consultora prevé que la inversión en todos los segmentos del sector podría superar los 12.500 millones de euros este año y situarse en niveles similares a los del 2021, uno de los mejores años de la última década.

Carles explica que, superada ya la pandemia, ha vuelto el interés de los inversores por el mercado de oficinas. “Aún no sabemos cómo será la nueva normali

La inversión alcanza los 3.600 millones de euros hasta marzo y podría cerrar el año en 12.500 millones

dad, qué porcentaje quedará de teletrabaj­o, pero si se impone un modelo híbrido, como parece, la demanda de espacio de las empresas se reducirá muy poco, apenas un 10% o un 15%”, dice.

Un cambio que ha sacudido de manera radical el mercado es la exigencia de que los edificios sean sostenible­s. “Prácticame­nte todos los fondos internacio­nales asumen ante sus inversores un compromiso ESG (responsabi­lidad ambiental, social y de gobernanza), de manera que solo invierten en edificios con certificac­ión ambiental o que sean capaces de conseguirl­a, para lo que han de asumir una inversión adicional en su reforma. Estamos en un punto en que es difícil encontrar compradore­s para los edificios que no cumplen requisitos medioambie­ntales: se han convertido en una inversión poco líquida”.

Los inversores buscan edificios de alta calidad en Madrid (dentro de la M-30) y en Barcelona, en el 22@ y en el centro, pero ante la falta de producto, que está haciendo bajar las rentabilid­ades y subir los precios, buscan también en zonas descentral­izadas.

La recuperaci­ón postcovid ha llegado a las rentas en Madrid, que han vuelto a subir por primera vez desde el inicio de la pandemia y alcanzan ya los 35 €/m2. En Barcelona, en cambio, las rentas se mantienen estables, en 27,25 €/m2 en los mejores edificios, y “no descartamo­s que bajen incluso un poco en los próximos meses”, advierte Carles. En la capital catalana se prevé que este año salgan al mercado 311.000 m² de oficinas, el 32% de las cuales está ya prealquila­do. “La absorción de oficinas depende de la vitalidad de la economía, y la invasión de Ucrania la frenará”, reconoce Carles. Por el momento, la absorción de oficinas sigue siendo muy alta: 92.000 m2 en el primer trimestre, un 9% superior a la media del 2021, con una buena parte de demanda neta, procedente de la implantaci­ón de nuevas empresas.c

Las rentas en Madrid han vuelto a subir, hasta los 35 euros/m2, y se mantienen en 27,25 en Barcelona

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