La Vanguardia (1ª edición)

AMBIVALENT­E DÍA DE LA VICTORIA

Putin justifica su acción en Ucrania acusando a la OTAN de planear atacar Crimea

- GONZALO ARAGONÉS Moscú Correspons­al

Moscú celebró ayer con pompa militar el día de la Victoria, en recuerdo de la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Rusos y ucranianos lucharon juntos contra Hitler, pero ya no comparten la misma memoria, y cada parte acusa a la otra de nazi.

“EE.UU. quería convertir a todo el mundo en su satélite”, pero nosotros “somos otro país”, dice Putin

La Navidad no tiene en la Rusia de Putin el carácter festivo que en otras partes del mundo. Y la Pascua ortodoxa la celebra una minoría muy creyente. El único momento del año en que todo el país muestra unido un fervor especial es el 9 de mayo, cuando se conmemora la victoria soviética contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.

El presidente ruso comparó ayer ese hecho histórico con su actual campaña militar en Ucrania. “Estáis luchando por la patria, para que nadie olvide las lecciones de la Gran Guerra Patria, para que en el mundo no haya sitio para verdugos, represores y nazis”, dijo Putin dirigiéndo­se al ejército ruso y a los milicianos prorrusos del Donbass durante su discurso en la plaza Roja, antes de la tradiciona­l parada militar.

Este desfile anual es el momento culminante del día de la Victoria y de una identidad nacional que hunde sus raíces en los tiempos soviéticos, pero que se ha ido formando en las últimas décadas y hoy ha llegado a ser en Rusia mucho más que una religión.

Vladímir Putin aprovechó la fiesta grande del patriotism­o ruso para justificar la “operación especial militar” en Ucrania, como él mismo la llamó cuando envió al país vecino a las fuerzas armadas el pasado 24 de febrero.

El jefe del Kremlin aseguró que la OTAN estaba llevando a cabo un despliegue militar “cerca de nuestras fronteras”. Según él, “preparando una operación de castigo en el Donbass, una invasión de nuestros territorio­s históricos, incluida Crimea”, la península del mar Negro que Rusia se anexionó en el 2014 y que la comunidad occidental sigue consideran­do parte integrante del territorio de Ucrania.

Según el mandatario ruso, todo apuntaba a “una confrontac­ión inevitable con los neonazis de Bandera”, en referencia a los seguidores del líder colaboraci­onista ucraniano de la Alemania de Hitler Stepán Bandera.

El 9 de mayo se convirtió en fiesta nacional en 1965, en la época de Leonid Brézhnev, para legitimar el sistema soviético y subrayar el liderazgo del Partido Comunista en la victoria contra Hitler en 1945.

A falta de fuertes cimientos ideológico­s que sustenten el sistema político actual, los estrategas del Kremlin encontraro­n en el día de la Victoria la esencia del patriotism­o ruso y lo han convertido poco a poco en una especie de culto, donde la fe gana a la razón. El hecho de que casi cada familia tenga antepasado­s que defendiero­n el país de la invasión alemana, o que perdieron la vida (27 millones de ciudadanos soviéticos murieron), facilita que esta fecha tenga muchísimos seguidores.

Tras el desfile militar, que se organizó en 28 ciudades rusas, ayer se celebró también la marcha del regimiento inmortal ,en el que miles de personas asisten con retratos de sus familiares­héroes. En Moscú ayer hubo más de un millón de asistentes, incluido el propio Putin, que portó una foto de su padre. Otro millón se reunió en San Petersburg­o.

Esto ha permitido simplifica­r los hechos históricos. No es necesario, por ejemplo, explicar qué ideología tenían los nazis, o qué llevó al Tercer Reich a entrar en guerra con casi toda Europa y a llevar a cabo el Holocausto. Lo fundamenta­l es que atacaron a Rusia, atacaron la Patria.

En este sentido, cualquier acontecimi­ento o explicació­n ligado a ese hecho será bien acogido por la opinión pública. “Las tropas rusas (en Ucrania) están completand­o la batalla que nuestros padres, abuelos y bisabuelos libraron contra el nazismo”, dijo el 5 de mayo Serguéi Kirienko, vicejefe de la Administra­ción Presidenci­al rusa en una intervenci­ón en televisión desde la recienteme­nte capturada Mariúpol.

En el 2015, el entonces ministro de Cultura ruso, Vladímir Medinski, que hoy dirige la delegación rusa en las negociacio­nes de paz con Ucrania, criticó a los historiado­res que intentaban probar que varios mitos soviéticos sobre la guerra se habían inventado. “Debemos verlos de la misma manera que a los santos en la Iglesia”, afirmó.

Con el ensalzamie­nto de la victoria, para la sociedad rusa pierden parte de su importanci­a acontecimi­entos negativos sucedidos en otros momentos del siglo XX. A pesar del Gran Terror o el Gulag, según una encuesta del Centro Levada del 2019, un 70% de los rusos sostenía que Iósif Stalin, al frente de la URSS durante la guerra, hizo más bien que mal al país.

La idea de la victoria de 1945 engarza a la perfección con uno de los objetivos que siempre ha tenido Putin: recuperar la influencia que Moscú tuvo durante la guerra fría y que perdió con la desintegra­ción de la Unión Soviética en 1991.

Desde su atril de la plaza Roja, el presidente ruso aseguró que Rusia es hoy “fuerte” y que por eso no se ha plegado a las exigencias de Estados Unidos y la OTAN. Tras el fin de la URSS, EE.UU. apostó por su exclusivid­ad, convirtien­do a todo el mundo en su satélite, acusó Putin. “Pero nosotros somos otro país”, aseguró.

A pesar de las diferencia­s en las relaciones internacio­nales, “Rusia siempre ha abogado por la creación de un sistema de seguridad igual e indivisibl­e”, dijo Putin. El mandatario precisó que dicho sistema es vital para toda la comunidad mundial antes de ver desfilar por la plaza Roja a 11.000 militares y 131 unidades de armas y equipos militares .

El año pasado, Moscú exigió garantías de seguridad a la OTAN, lo que incluía renunciar a expandirse hacia el este y a incorporar en su seno a exrepúblic­as soviéticas, argumentan­do que la ampliación de la Alianza constituye un peligro de seguridad para Rusia.

Los contactos entre Moscú y los países occidental­es no llegaron a buen puerto. La OTAN se negó a escuchar, dijo ayer Putin. Según él, Occidente tenía “otros planes” agresivos contra Rusia. Sin mencionar ni una sola vez a Ucrania, aseguró que la campaña militar en el país vecino “fue una decisión obligada”, tomada por un “país fuerte, soberano e independie­nte”. Rusia había “rechazado preventiva­mente al agresor”, afirmó.c

El Kremlin halló en la victoria la esencia del patriotism­o ruso, convirtién­dolo en una especie de culto

 ?? ALEXANDER NEMENOV / AFP ??
ALEXANDER NEMENOV / AFP
 ?? ?? GONZALO ARAGONÉS Moscú
GONZALO ARAGONÉS Moscú
 ?? ?? JORDI JOAN BAÑOS Tiraspol (Transnistr­ia)
JORDI JOAN BAÑOS Tiraspol (Transnistr­ia)
 ?? ?? XAVIER MAS DE XAXÀS Lviv (Ucrania)
XAVIER MAS DE XAXÀS Lviv (Ucrania)
 ?? DPA VÍA !UROPA PR!SS / !P ?? El presidente Putin, ayer en la Tumba del Soldado Desconocid­o, en los muros del Kremlin
DPA VÍA !UROPA PR!SS / !P El presidente Putin, ayer en la Tumba del Soldado Desconocid­o, en los muros del Kremlin

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain