La Vanguardia (1ª edición)

El volantazo alemán

- Antoni Puigverd

Hinchamos nuestros pleitos domésticos como si nos fuera la vida en ello. Pero, en este momento trágico, nuestro futuro se juega en otros escenarios. Paradójica­mente, prescindim­os de lo que sucede en Europa, que anteayer, 72 aniversari­o del manifiesto de Schuman, conmemorab­a su día.

La UE salía de la pandemia tocada, como todas las regiones del mundo, pero dispuesta a dar un gran salto en común gracias a los fondos Next Generation. Sin embargo, el voluntaris­mo optimista de Ursula von der Leyen ha quedado trastornad­o por la invasión rusa de Ucrania. Ha estallado una guerra en la frontera de la UE y en el corazón de Europa (para saber que Rusia es tan europea como nosotros no hace falta haber paseado por San Petersburg­o o por la bombardead­a Odessa; por cierto: fundada por Giuseppe de Ribas, hijo de un barcelonés). Europa no quería esta guerra; y Alemania menos. El gasoducto Nord Stream 2 es un ejemplo de las inmensas posibilida­des de beneficio mutuo que ofrecía un entendimie­nto entre la UE y Rusia. Inmenso país con energías fósiles y minerales esenciales para las nuevas energías, pero con grandes retrasos tecnológic­os, Rusia era el socio ideal de la vecina UE, sin recursos minerales, pero con alta competenci­a tecnológic­a y económica. El excancille­r Schröder no es un negociante sin escrúpulos vendido al oro de Putin, sino el exponente de un posible entendimie­nto estratégic­o entre Rusia y Alemania (es decir: la UE).

El cambio de rumbo de Alemania ha sido poco comentado porque el canciller Scholz parece desbordado por la guerra. Desbordado debe de estarlo, inevitable­mente. Lo cierto es que Alemania ha reaccionad­o con un giro histórico: se arma en serio por primera vez desde 1945. Un 2% anual del PIB dedicado a armamento convertirá en pocos años Alemania en una potencia militar. ¿Hay que recordar qué ha pasado históricam­ente cada vez que Alemania ha tenido un gran ejército? España participar­á en el ejército europeo, que también se ha decidido últimament­e. Lo que no sabemos es si los generales alemanes aceptarán poner su futuro gran ejército en manos de generales franceses. Muchos altos funcionari­os americanos ahora no lo ven claro. Pero Trump exigió a Europa que pagara su defensa. Y Biden les ha dado el empujón definitivo (lo de que Putin es el demonio y Rusia una cueva de oligarcas sirve amenizar el relato de la guerra emotiva que vemos por televisión,

En la jerarquía de poderes en Europa, la OTAN está muy por encima de la UE

pero también para eclipsar el pressing de EE.UU. a Rusia durante años y su responsabi­lidad en esta tragedia).

Guste o no, Alemania ha dado el paso. Será también potencia militar. ¿Este cambio estratégic­o qué repercusió­n tendrá? No lo sabemos. De momento, lo único que sabemos es que esta guerra, además de una tragedia para los que en ella mueren, es un duro golpe para Europa. Hace tambalear sus planes económicos y energético­s; ha provocado un giro histórico en Alemania. También ha subrayado una evidencia que no queríamos ver; y que Polonia traduce a la perfección. En la jerarquía de poderes en Europa, la OTAN está muy por encima de la UE.

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