La oposición está dentro
Los tiempos de las mayorías absolutas parece que ya no van a volver y serán recuerdos de las hemerotecas. La fragmentación de las distintas opciones políticas es cada vez mayor y se traduce en complejos parlamentos donde el poder ejecutivo vive en una inestabilidad continua en manos de lo que decida el poder legislativo. Bien lo sabemos en España, donde, después de meses de parálisis y dos elecciones anticipadas y concatenadas, se acordó el primer gobierno de coalición de la democracia entre PSOE y Unidas Podemos, que, además, necesitaba y todavía necesita el apoyo de otras fuerzas para poder alcanzar la ansiada mayoría absoluta. Es lo mismo que sucede en Catalunya, donde gobiernan ERC y Junts pero sus diputados no son suficientes para imponerse en el Parlament.
Esta situación tan frágil se complica por la beligerancia de las fuerzas minoritarias de la coalición. Tanto Unidas Podemos como Junts per Catalunya aprovechan las oportunidades que tienen para desmarcarse de su socio en el Gobierno y poner en riesgo su continuidad. Cuando van mal dadas, como el caso Pegasus en Madrid o la sentencia del castellano en Catalunya, PSOE y ERC ya saben que no van a recibir salvavidas para salir a flote, sino que lo más fácil es que reciban kilos de plomo para que se hundan todavía un poco más.
Esa debió de ser la sensación que tuvo el pasado miércoles el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, cuando fue interpelado en el Congreso por el presidente del grupo de UP, Jaume Asens, en relación al asunto del CNI. ¿Estos gobiernan conmigo?, debió de preguntarse Bolaños. De la misma forma, las primeras decisiones importantes que ha anunciado la candidatura que se impondrá en el próximo congreso de Junts ha sido pedir a las bases la continuidad del partido en el Govern y romper el acuerdo sobre el catalán alcanzado con ERC, PSC y los comunes.
Los gobiernos de coalición son otra cosa. Durante meses los candidatos tratan de consensuar un programa en común y, después, intentan llevarlo a la práctica con la complicidad necesaria para lavar la ropa sucia en casa y evitar todo desgaste.
Hoy sucede lo contrario y se da la paradoja que se acaba teniendo a la oposición dentro del gobierno.