Alfonso Rueda es investido presidente de la Xunta de Galicia
La investidura más poliédrica vivida hasta ahora en el Parlamento de Galicia acabó ayer con la forma menos inesperada, la de la elección a Alfonso Rueda Valenzuela como el sexto presidente de la Xunta, el cuarto del PP, con los 41 síes de su grupo y los 33 noes de PSOE y BNG. Más allá de este desenlace ordinario, la sesión, que comenzó el martes, ha servido para que los populares gallegos estrenasen su nuevo líder y se afanasen en presentar el salto a Madrid del ya expresidente Alberto Núñez Feijóo como un gran beneficio para Galicia, frente a las críticas de sus rivales.
Al mismo tiempo, la nacionalista Ana Pontón usó la mayor parte de su turno para convertirlo en una suerte de su propia investidura, pues se ve a las puertas del poder. Mientras que los socialistas, inmersos en su enésimo cambio de liderazgo, intentaban mantener el tipo.
Rueda, que tomará posesión mañana, mostró ayer en el debate con la oposición que de momento le va mucho más ese papel de fajador, el que tuvo con Feijóo, que el presidencial del discurso del martes. Incluso acudió al hemiciclo con un llamativo cálculo, el de los 6.144 días de diputada que llevará la nacionalista Ana Pontón mañana. Pretendía afearle que se presente como la alternativa y novedad. Recurrió a curiosos ejemplos, como el de que ya era parlamentaria cuando en el Xacobeo 2004 Ronaldinho rompió un vidrio de la catedral de Santiago al grabar un anuncio y que también lo era cuando Rueda le daba el biberón a su hija, ya universitaria.
El PP dejó claro que la enemiga es Pontón, no solo por ser la jefa de la oposición, sino por su buena nota en las encuestas con un conocimiento por ahora mucho mayor que el de Rueda. Tras afirmar que el nuevo presidente es accidental, hijo de la corrupción del PP, ella desgranó su programa como si fuese su propia investidura. En medio, sumido en sus clásicas crisis de liderazgo, el PSdeG-PSOE intentó hacerse notar un poco.c