Medir el progreso, pero de otra manera
La humanidad sigue evidenciando un consumo destructivo de recursos. Y España, también. Así lo indican los datos de la organización Global Footprint Network, un centro de investigación internacional que evalúa este comportamiento. El resultado es que, a fecha de 12 de mayo, España ha agotado ya su presupuesto para aprovechar los recursos naturales sin incurrir en una explotación insostenible; es decir, sin comprometer la capacidad de regenerarlos. La sobreexplotación se traducirá a partir de esta fecha en más deuda ecológica.
Consumimos más recursos naturales de los que el planeta es capaz de regenerar o renovar cada año. La investigación –con datos del 2018– concluye que España ha consumido ya en los 127 primeros días del año los recursos y servicios ambientales. El 12 de mayo es la fecha en que la demanda y la presión anual sobre la naturaleza superan la capacidad de los ecosistemas para poder regenerarse.
Para satisfacer todas las necesidades, cada español necesitaría, en un hipotético reparto, una superficie de poco más de 4 campos de fútbol (4,3 ha globales) cada año. Es el espacio requerido para disponer de tierras productivas (cosechas, carne, pescado, madera y demás), compensar las emisiones de carbono con bosques y reservar espacio para las infraestructuras.
El cálculo de la huella ecológica (estimada en hectáreas) es una fórmula para medir el progreso alternativa al PIB, un indicador criticado por ser ajeno a los sistemas naturales sobre los que se sustenta esta actividad económica. Federico Demaria, profesor de Economía Ecológica de la UB, destaca que el cálculo de la huella ecológica tiene virtudes divulgativas, pero su metodología es simplista “pues no incluye la complejidad de indicadores”. Por eso, han cobrado más
cnotoriedad reciente los exitosos indicadores sobre emisiones o pérdida de biodiversidad. También hay quien juzga insuficiente el índice de desarrollo humano (PIB, esperanza de vida y educación) mientras que otros economistas resaltan la importancia de considerar los límites planetarios o apuestan por los objetivos de desarrollo sostenible. Demaria prefiere “la economía de la rosquilla”, que incluye indicadores sociales, económicos y ecológicos. ha avanzado la fecha de esta dudosa celebración: llegó el 27 de mayo en el 2020, el 29 de mayo en el 2019 y el 11 de junio el 2018.
España es uno de los países que más rápido ha entrado en deuda de recursos. Qatar (el 10 de febrero) y Luxemburgo (14 de febrero) encabezan este ranking, seguidos de EE.UU, Canadá y Emiratos Árabes (13 de marzo), mientras que España ocupa la posición 26 después de Australia, Bélgica, Alemania y Finlandia. Jamaica (que entra en deuda ecológica el 20 de diciembre), Ecuador (6 de diciembre) e Indonesia (3 de diciembre) presentan una menor huella.
La deuda ecológica también se puede traducir en un artificio contable que mide la sobrexplotación de los recursos naturales con una visión planetaria. “Si dividimos lo que consumimos entre la biocapacidad de la Tierra nos sale que se necesitan 2,8 planetas”, dice Miguel Ángel Valladares, de WWF. “El Día de la Sobrecapacidad también nos recuerda que el modelo actual de producción y consumo es una de las principales causas de la crisis climática y destrucción de la biodiversidad sin precedentes”, añade Valladares. “Por eso es urgente promover una recuperación económica teniendo en cuenta los límites del planeta”, añade.c