Repetir errores con Rusia
La decisión de Finlandia de integrarse en la OTAN tiene todo el sentido después de ver lo que ha sucedido en Ucrania, pero es una pésima noticia para el objetivo de alcanzar una paz global y duradera entre Occidente y Rusia. Es cierto que mientras el ejército ruso bombardea y mata población ucraniana es difícil construir una estrategia distante y fría sobre el horizonte final del conflicto. Pero hay que evaluar muy bien todas las decisiones que se tomen para evitar una escalada aún mayor del mismo. Durante estos casi tres meses de guerra, la opinión pública ha conocido mucho mejor las razones quehanimpulsadoaRusiaainiciarestaguerra,másalládequenose pueda compartir en absoluto. Infinidad de testimonios han recordado estos días las promesas incumplidas de los EE. UU. y Europa de que la OTAN no se expandiría “ni un centímetro” hacia el Este. Rusia siempre advirtió a la OTAN que no llegase hasta sus fronteras.
Los argumentos que han llevado a Rusia a invadir Ucrania pueden llevarla ahora a hacer lo mismo en Finlandia, con la salvedad de que, si este país acaba entrando en la OTAN, la guerra global ya será una realidad. Por tanto, entendiendo bien las razones de Finlandia y, también, de Suecia, de querer estar más protegidos de la amenaza rusa, cabe pensar bien en las consecuencias de esta integración.
Ante el anuncio finés, la primera reacción de Rusia ha sido la de cortar el suministro de gas a Europa a través de Polonia. Los políticos occidentales se han llenado la boca con amenazas de vetar el petróleo y gas rusos, como firmaron el pasado domingo los mandamases del G-7, pero la única realidad es que es Rusia quien tiene la llave del grifo y si decide cerrarla, la crisis energética que vivirá el continente europeo sería inimaginable.
Siempre se está a tiempo de evitar nuevos errores. Ahora nadie prevé que pueda haber una invasión de Finlandia, ni que pueda haberunaguerradirectaentreRusiaylaOTAN.Eslomismoquesucedió antes de la guerra de Ucrania. Se creyó que Rusia antepondría sus intereses comerciales a su sentimiento patriótico y ya se ha visto cómo ha terminado todo. En este contexto, la decisión de Turquía de vetar el ingreso de Finlandia y Suecia puede acabar siendo un acierto a largo plazo.