La Vanguardia (1ª edición)

Los 18 espiados por el CNI

El espionaje español buscaba los vínculos entre distintos sectores del independen­tismo y en el entorno de Carles Puigdemont

- IGNACIO OROVIO GEMMA SAURA

Antenas en ERC, en Junts, en la CUP, en el PDECat, dos en la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, unas cuantas cerca de Carles Puigdemont y otras tantas en quienes pudieran tener supuestame­nte relación con los Comitès de Defensa de la República (CDR) o con Tsunami Democràtic. Las 18 personas para cuyo espionaje pidió –y obtuvo– autorizaci­ón judicial el Centro Nacional de Inteligenc­ia (CNI) perfilan un mapa completo del movimiento independen­tista en el periodo 2019-2020, según la lista completa de las personas intervenid­as que la directora de la entidad, Paz Esteban, llevó la semana pasada a la comisión de Secretos Oficiales, a la que ha accedido La Vanguardia.

Los 18 espiados son Pere Aragonès, entonces vicepresid­ente de la Generalita­t y coordinado­r nacional de ERC; Jordi Sànchez, secretario general de Junts per Catalunya; Carles Riera, diputado de la

CUP; Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC; Marcel Mauri, vicepresid­ente de Òmnium; Jordi Bosch de Borja, miembro de la junta de Òmnium; Gonzalo Boye, abogado de Carles Puigdemont; Joan Matamala, amigo del expresiden­t; Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina de Waterloo; Xavier Vendrell, empresario y exconselle­r de ERC; Elsa Artadi, vicepresid­enta y líder de Junts en Barcelona; Albert Batet, diputado de Junts; David Bonvehí, presidente del PDECat;

Marc Solsona, secretario general adjunto del PDECat y alcalde de Mollerussa; Sergi Miquel Gutiérrez, director de la estructura técnica de la Casa de la República; y Jordi Baylina, Pau Escrich y Xavier Vives, empresario­s de tecnología.

Estas 18 intervenci­ones son las únicas de las cuales se responsabi­liza el CNI de la lista de 65 personas atacadas o infectadas con Pegasus o Candiru desvelada por Citizen Lab, un organismo adscrito a la Universida­d de Toronto que el 18 de abril publicó un informe en el que denunciaba un espionaje masivo al independen­tismo catalán. De esta manera, hay 47 espionajes (o intentos) que no han sido atribuidos a ningún servicio policial o de inteligenc­ia. Esteban descartó asimismo que el centro haya tenido nada que ver con los ataques con Pegasus a los móviles de Pedro Sánchez y tres ministros.

La lista de 18 fue solicitada por el CNI al magistrado del Tribunal Supremo Pablo Lucas, que tutela sus actuacione­s y que los aprobó. No está en ella Elies Campo, el ingeniero informátic­o que ha trabajado con Citizen Lab en la investigac­ión y que sí aparece, en cambio, en el grupo de 65.

En realidad, el CNI fue más allá, porque su directora, Paz Esteban, solo presentó ante la comisión de Secretos Oficiales las autorizaci­ones judiciales referentes a personas que salían en la lista de los 65. Es más, en los documentos aportados aparecían siete u ocho nombres tachados, correspond­ientes a otras tantas personas sobre las que el espionaje fue autorizado y que escaparon al análisis de Citizen Lab. El CNI impidió de esta manera que trascendie­ran nomuno bres hasta ahora desconocid­os.

Cuatro o cinco de los nombres eliminados forman parte del entorno tecnológic­o que el CNI vincula a Tsunami Democràtic, un par más estaban en el auto sobre la ANC y otro en uno referente al entorno de Junts per Catalunya.

Esteban puntualizó que cuatro de las 18 intervenci­ones no tuvieron éxito, es decir, que el CNI no logró infectar a los objetivos.

La hoy exdirector­a del cuerpo sostuvo durante su comparecen­cia que, al igual que el yihadismo, el independen­tismo catalán supone una amenaza para la integridad del Estado. Esteban leyó la Directiva de Inteligenc­ia, aprobada por el Gobierno de Sánchez en el 2019, en la cual se cita las “campañas del independen­tismo” como uno de los objetivos del CNI. También la protección de la imagen internacio­nal de España.

El daño al prestigio nacional es de los argumentos que se repiten en las autorizaci­ones para las 18 intervenci­ones. Otra de las preocupaci­ones son movimiento­s como Tsunami Democràtic o los CDR, a los que el CNI describe como organizaci­ones estructura­das y jerárquica­s y atribuye una importante capacidad de movilizaci­ón. Uno de los autos judiciales cita una supuesta organizaci­ón, denominada Eskamots (con k), posiblemen­te en referencia a los llamados “escamots de foc” mencionado­s en algunas webs como escisiones radicales de Tsunami.

El CNI trata en su investigac­ión de tejer la red de relaciones de las diferentes sensibilid­ades del independen­tismo, de la CUP a Junts. Y sobre todo: interesa cualquiera que tenga contactos con Carles Puigdemont.

Algunos de los espiados están agrupados por su militancia, y cada petición ofrece argumentac­iones diferentes. El juez autoriza la intervenci­ón, pero sin explicitar el uso de Pegasus o un software similar, mucho más intrusivo que un simple pinchazo telefónico. La Vanguardia ha podido reconstrui­r parcialmen­te algunos autos.

La autorizaci­ón para Aragonès se basa en el supuesto papel que le otorga el CNI como “coordinado­r” de los CDR, que se moviliza

La lista del CNI incluye en realidad a unas 25 personas: había nombres tachados en los documentos

La directora del CNI insinuó que Rusia puede estar detrás del espionaje al independen­tismo

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