El taller del taller

en la que describe el lugar de memoria, evocando los recuerdos que le vinculan a él. Cada texto (manuscrito o mecanografiado) lo mete en un sobre cerrado y lo etiqueta. Planea escribir dos veces al año sobre cada lugar durante doce años seguidos (1969-1980) para completar un esquema que sea un cuadrado latino ortogonal de orden 12, lo que implica 144 casillas y, por tanto, 288 sobres cerrados con textos (reales y recordados), fotos y documentos diversos. Pronto el plan topa con retrasos, cambios matriz de un cuadrado idéntico, pero de orden 10, para crear las diez plantas del edificio situado en el número 11 de la imaginaria rue SimonCrubellier. Los doce lugares de Lieux no sólo són reales, sino que sus descripciones réels prefiguran, con décadas de anticipación, las cámaras de Google View que hoy actualizan periódicamente muchos lugares del mundo. Perec es Verne. Es el Verne de tez efervescente que revende la era digital cuando somete al espacio (en 1974 Perec publicó Espèces d’espaces) pero no puede someter al tiempo. El abandono del proyecto de

“nel mezzo del cammin” inspira el destino que correrá el plan vital de su Bartlebooth en la novela. De joven pinta bellas acuarelas viajando por el mundo y las envía a París para que las transformen en rompecabezas que, de mayor, intentará reconstruir. En vano. El tiempo se arrapará tozudo al adjetivo “inexorable” para impedírselo. La edición de Seuil permite imaginar a grupos de perequianos blandiendo libro o tableta en peregrinaje por los doce lugares de París para leer in situ el réel escrito allí mismo medio siglo atrás. Yo ya he empezado a hacerlo vía Perec View.