Efe vescenciaycaída
El equipo de fútbol se ha asegurado con merecimiento la segunda plaza, un premio de consolación de reminiscencias gaspartianas. La peligrosa inercia perdedora de principio de curso fue volteada con la llegada de
Xavi Hernández, que asumió el banquillo cuando el equipo estaba en novena posición, pero la promesa de un fútbol mejor, tremendamente creíble durante los estupendos meses de febrero y marzo, ha ido perdiendo fuelle hasta caer en la vulgaridad, con el simulacro de partido en Getafe como mustia guinda final. Se preveía que la temporada podía acabar en blanco, pero no a cambio de nada.
La sensación de partir de cero un nuevo verano se hace tediosa. Se llevan varios acumulados. El mercato gana espacio, pero los fichajes posibles no encajan con los patrones laportistas conocidos. No habrá un Ronaldinho que impulse el proyecto porque la distancia de poderío respecto a los grandes clubs de Europa se va agrandando, los cracks de verdad (Håland, Mbappé...) buscan estímulos y proyectos más sólidos, y la apuesta de destinar 55 millones de euros (+12 de variables, no todo es culpa de la herencia) a Ferran Torres ha resultado fallida de momento. El Barça, maniatado por la economía, busca perfiles determinados de futbolistas