Hoy en nuestras sociedades vemos y no miramos, oímos y no escuchamos
en los países menos desarrollados. “Solo el 11% se ha vacunado en países de bajos ingresos y nos fijamos una meta del 70%”, destacaba el embajador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la financiación de la salud mundial.
Brown y otros exlíderes escribieron al presidente norteamericano pidiendo que Estados Unidos mantenga el impulso a la campaña mundial de vacunación. “Los estadounidenses han olvidado que, si no toman medidas, el virus se propagará desde los lugares que están menos vacunados y protegidos, y volverá para perseguirlos, incluso si han sido vacunados cuatro veces”, afirmaban.
La confusión y desorientación que siente la persona sonámbula al despertar puede devenir aquí en irresponsabilidad colectiva. No faltan datos, faltan decisiones. Las sociedades sonámbulas son un espejismo. Tan irreales como su consciencia, que es la capacidad del ser humano para percibir la realidad y reconocerse en ella.
Aprender de lo vivido, aprender de nuestros errores y aciertos son acciones que deben realizarse con conciencia, que es el discernimiento moral de lo que está bien y lo que está mal, sobre la base del conocimiento de nosotros mismos y de nuestra capacidad para actuar sobre nuestro entorno. Sin consciencia, no hay conciencia posible. Seguir sonámbulos es temerario. Y lo que es peor, inútil.c